Todos los FuelWasters tarde o temprano acabamos sintiendo la necesidad de un motor bien potente, de un coche rápido, y de esa sensación de ser invencibles, de pisar el acelerador y dejar a todos atrás sin que puedan oponer resistencia. Normalmente un primer vistazo nos quita la idea de la cabeza por el gasto que supone, pero si volvemos a considerar la idea, descubriremos que hay mucho deportivo potente a precios asequibles en el mercado de segunda mano.
No hace falta irse a Porsche o Ferrari para tener un coche con gran motor. Podremos conseguir deportivos japoneses "pata negra" de los años 90 desde 6.000 € (Toyota Supra Mk3 de 240cv), y por poco más de 12.000 euros encontramos Mitsubishis 3000GT VR4 con traccion integral, 4 ruedas direccionales, 6 velocidades, aerodinámica activa y motor twin turbo sobre los 300cv. Otros mitos como el Supra Mk4 Twin Turbo o el Honda NSX se suben ya por encima de los 20.000 euros, y en casi todos los casos y segun su estado de conservación, la fiabilidad esta más que demostrada (tambien son coches que se usan para correr, y suelen estar más machacados, pero en cualquier caso la fiabilidad es mayor que la de un deportivo italiano o americano).

Pero lo más importante es considerar si nos lo podemos permitir a dos niveles: a la hora de mantenerlo y a la hora de conducirlo. Muchas veces el coste de un coche de estas características no es sólo su precio de venta, sino el mantenimiento, las piezas, las reparaciones y el seguro. Y al volante es tambien otra historia similar. Es muy bonito y queda muy bien decir que tenemos un coche de 300 cv potenciado hasta 420 cv. pero luego esos caballos hay que manejarlos con las manos y los pies, y en más de una ocasión nos encontraremos con enormes dificultades.
Un deportivo con propulsión (trasera) y motor turbo de más de 300 cv es delicado, es un coche que en las curvas nos puede dar un susto, que reacciona de manera complicada a las reducciones bruscas, y que requiere un cierto nivel de pericia para poder conducirlo rápido. No han sido pocas las personas que me han llorado las penas de comprarse una máquina de estas carácterísticas y a la semana cruzar el coche y acabar subidos a un bordillo, saltando un guardarraíl o directamente siniestrando el vehículo contra el interior de una curva. Y es que un coche que acelera sobre los 5 segundos de 0-100 kmh y que pasa de 80 kmh a 250 kmh en un suspiro, no es un juguete.
Pero las sensaciones que ofrece son de otro mundo, es jugar en otra liga. Con coches normales o medianamente potentes, se pueden vivir aceleraciones divertidas, pero con un modelo de este calibre es otro nivel, es la convicción de que somos insuperables, y de que con un golpe de gas dejamos atrás a cualquier coche molesto que nos siga, sin que éste pueda hacer nada por resistirse. La manera que tienen de empujar con violencia a la salida de las curvas, en muchos casos redondeando con la trasera (ojo contravolante), con un sonido que entusiasma, o su frenada contundente, y hasta la posición de conducción, nos hacer darnos cuenta de que son coches especiales, son máquinas diseñadas en cada detalle para emocionarnos.

En pro de la diversión, la seguridad, y el correcto aprendizaje, siempre se recomienda ir cambiando de coche en función del progreso como conductor, y siempre tratar de evitar saltos importantes en prestaciones, pues pasar de un Clio 16v a un Porsche 911, un M3 o un Supra, supone más cambios por aprender que el mero tamaño del motor.
La verdad es que hay que ser humilde y saber cuando algo te supera y ser progresivo. Si no la diversión puede acabar en sustos gordos o en tragedia...
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