Vamos a hablar brevemente de los coches japoneses, tema que me apasiona desde hace años, y que sigue fascinando a millones de aficionados.
Mitsubishi, Nissan, Mazda, Toyota, Honda, Suzuki, Subaru... todos ellos tienen en común la isla nipona de la que proceden, y por ello cuentan con una filosofía parecida. Los coches japoneses (se entiende que deportivos) empezaron a pegar fuerte en el mercado allá por los años 80, para despuntar y conquistar el mundo en los 90. Por aquel entonces, en Japón los fabricantes no podían hacer coches por encima de 280cv (ley abolida hace poco), así que ante la mayor potencia de sus rivales europeos, se defendían afinando bien sus chasis, aligerando peso en muchos casos, y preparando el motor para que el usuario pudiera potenciarlo facilmente. De esa manera, en los años 90 tuvimos todos los grandes mitos de oriente: El Toyota Supra, los Mitsubishi 3000GT y Lancer Evolution, Subaru Impreza, Nissan Silvia (en España 200SX), Nissan Skyline, Mazda RX7 y MX5 (miata), Honda Civic Type-R, Integra Type-R, S2000 y NSX. Y tantos otros que no cabrían en este humilde blog.
Los coches japoneses tienen un pro importante, y es que a parte de la deportividad efectiva y palpable de los modelos citados, suelen tener una fiabilidad a prueba de bombas. En cualquier ranking internacional, americano o inglés, se puede ver a 3 ó 4 fabricantes nipones entre los 5 más fiables del mundo. Son mecánicas y motorizaciones construídas para durar toda una vida. Una pena que conseguir recambios no siempre sea fácil para algunos modelos, aunque con internet hoy día es realmente sencillo.
La potenciación es casi obligada en estos coches, dado el enorme número de fabricantes especializados en todo tipo de piezas para coches japoneses. Una búsqueda rápida nos lleva a reputados fabricantes como HKS, Nismo, RalliArt, Tein, Bride, Apexi, Cusco, Enkei, Takata, Advan, Mugen, Fujitsubo, GReddy... y eso por mencionar las más reconocidas. Una búsqueda más intensa nos llevaría a preparadores especializados en determinados modelos, Flying-Miata, Pampena Motorsports, Titan Motorsports, RPW, Spoon, Top Secret, JUN, etc. Proveen desde kits de carrocería para todos los gustos, asientos, arneses, suspensiones, frenos, turbos, escapes, ecus, y todo tipo de piezas imaginables para convertir un pequeño honda civic o suzuki Swift en un cohete de circuito.
Ahora mismo los coches japoneses empiezan a revalorizarse según modelos, pero mantienen un precio asequible para poder tener uno desde los 2.000 euros de un Suzuki Swift GTi hasta los 60.000 de un Honda NSX de 2ª generación. Una inversión de 6.000 euros debería valer para hacernos con un deportivo de unos 200cv. Un Nissan Silvia S14, un Honda Prelude, o cosas así. Y actualmente en España ya hay suficiente soporte y profesionales para poder restaurarlo, prepararlo, o simplemente repararlo... Una buena alternativa más sólida y potenciable que sus rivales alemanes.
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