¿Por qué tiene prohibido conducir por Francia? ¿Por qué tuvo que comprar todos los periódicos del Quiosco una mañana? ¿Por qué le expulsaron de EE.UU.? ¿Quién es en realidad el Sr. Melón Piel de Sapo?
Queremos comenzar dejando clara una cosa: El Sr. Melón Piel de Sapo es una ficción literaria, no se corresponde con ninguna persona de la vida real. Si alguno de los sucesos relatados se corresponden con con hechos reales es pura coincidencia. Desde FuelWasters siempre hemos defendido y defenderemos la conducción segura y dentro de los límites de la legalidad, con numerosos manuales, tratados y consejos sobre el tema, y nunca será nuestra intención animar a nadie a conducir fuera de las normas de circulación vigentes.
Dicho esto, os vamos a contar la historia del Sr.Melón. Su vida es una interminable sucesión de hechos increíbles a los mandos de todo tipo de coches deportivos, de acontecimientos casi históricos, y de innumerables intentos por superarse a sí mismo, con conductas que muchas veces son moralmente reprochables, pero siempre con cariño y atención por todos los que le rodeaban. Además la historia de su vida es muy colorida, por la variedad de países en los que ha protagonizado sus aventuras, a ambos lados del charco, al norte y al sur. Pero, ahora la pregunta del millón: ¿Quién es el Sr. Melón Piel de Sapo?
El Sr. Melón (Piel de Sapo) nace en un país lejano (hay discrepancias sobre su origen real), de padres también provinientes de diversas y lejanas tierras. La pasión por la velocidad y los retos sobre ruedas le viene por pura genética: Uno de sus abuelos corría en las primitivas carreras de coches de Europa, mientras el otro abuelo se jugaba la vida en las míticas Carreras en forma de 8 (Figure 8 Races) del nuevo continente. Ante semejante genealogía, el pequeño Melón que iba a nacer sólo podía hacer una cosa con su vida: Conducir rápido.
Y con el tiempo, tras numerosos huesos rotos en motos de campo, accidentes caseros con el coche familiar dentro del jardín, y algunos pequeños percances, nuestro querido Sr. Melón Piel de Sapo consiguió su carnet de conducir (cosa que tuvo que volver a hacer bastantes veces a lo largo de su vida, dicho sea de paso). Ya era libre para subirse a lomos del pequeño coche familiar y escapar a la capital, conducir por su cuenta, y aprender a hacer cosas que sus abuelos hacían y su padre nunca le enseñó.
De esta manera, el Sr.Melón bajaba los viernes a la capital para frecuentar la zona de bares de la ciudad, pero lejos de entrar a bailar, se dedicaba a dar vueltas por los alrededores hasta que encontraba un conductor que quisiera correr contra él, actividad que está totalmente prohibida por nuestro ordenamiento, y que nosotros desaprobamos radicalmente. Y los encontraba a pares...
En aquella zona de América del Sur, la moda de esos años era correr contra tu oponente saliendo desde un semáforo, sin destino concreto. El que se ponía delante decidía por dónde ir, y el perseguidor debía tratar de no perderle, y además adelantarle para decidir él mismo por donde ir. La mecánica es sencilla y promete horas de diversión, si bien no entendemos cómo termina la carrera y quién decide cuándo se acaba...
Y es por ello que al final de la noche, el Sr.Melón volvía a casa con el coche familiar, y tenía que convencer a su padre de que no se había ido al país vecino esa noche de fiesta, a pesar de que el marcador indicaba que le había hecho más de 400 Km al coche en apenas 8 horas de viernes noche...
Dice la leyenda que una noche preparó una tan gorda, que su cara salió en las portadas de los periódicos, y el Sr. Melón Piel de Sapo tuvo que ir al quiosco de prensa de su barrio a comprar todos los ejemplares a primera hora, para evitar que tanto su familia, como sus vecinos y amigos, descubrieran tamaña fechoría. Desconocemos de qué se trató, se especula con muchas historias, y la mayoría terminan en que el Sr.Melón se entregó a las autoridades (arrepentido por lo que fuera que hiciese) y de ahí la noticia trascendió a la prensa. Como es lógico, todos se acabaron enterando.
Si a este hecho sumamos otros motivos familiares (que siempre que se juntaba con su hermano la noche acababa como una peli de acción de los 70), se entiende que sus padres decidieran enviar el Sr. Melón Piel de Sapo a los EE.UU. y que estudiara en un internado de lujo donde poder enmendar su vida, alejado de los problemas y sin coche con el que meterse en líos. Pero aquello resultó ser un error garrafal, porque sus nuevos compañeros de internado venían en coches de generosa cilindrada (Porsches, Corvettes, etc.), y cuando descubrieron que el Sr.Melón era un auténtico quemado, las carreras volvieron a aparecer en las calles.
Eso, y una serie de variados incidentes relacionados con todo tipo de vehículos sobre ruedas, incluido un carrito de golf, las cosas terminaron como tenían que terminar: Ante un comisario de policía, y ante un juez. El resultado fué la expulsión del Sr. Melon de Sapo de los Estados Unidos de América, y la declaración de "persona non grata". De vuelta en el hogar familiar, con enorme disgusto, sus padres no se rindieron, y decidieron enviarle a buscarse la vida en otro país, así que fué así como el Sr.Melón llegó a España, con una maleta y un mundo de posibilidades por realizar. Pero no tenía dinero, y no tenía coche.
Ambas carencias las solucionó rápidamente trabajando como mensajero. Entregaba los paquetes antes que nadie, y siempre llegaba puntual a su destino. Y en cuanto juntó algo de dinero, se pudo comprar su primer deportivo de 300 cv.
Los problemas vinieron cuando pensó que si juntaba trabajo y ocio, lo haría mejor, pero llevar el coche deportivo para hacer las entregas en menos tiempo no siempre dió buenos resultados. El desgaste del coche era brutal, y el consumo desmedido, así que decidió despedirse por la puerta grande: Un día su jefe entró en la oficina con un paquete en la mano, y gritó "El que sea capaz de entregar este paquete en Lisboa dentro de 3 horas se lleva 1.000 euros al bolsillo". Y todos los presentes miraron al Sr.Melón. Y el Sr.Melón aceptó el trabajo, el Sr.Melón se subió al deportivo, y el Sr.Melón corrió como si no hubiera mañana. Consiguió llegar a su destino en el tiempo estipulado, para tremendo asombro de los que le estaban esperando en Lisboa. Él entendía el asombro, había sido rápido, pero tampoco como para poner esa cara. Cuando los destinatarios salieron a la calle a ver si había venido en helicóptero o se había teletransportado, comprendió que en Lisboa hay una hora menos en los relojes, y pensaban que en vez de 3 horas, había tardado 2. Nuestro protagonista volvió a casa con el dinero en el bolsillo, y decidió no volver a trabajar así.
Entonces comenzó a establecer una serie de negocios de importación de productos de su tierra, ayudado por los contactos de su familia allí, y empezó a a prosperar. Ante los buenos beneficios decidió cambiar su viejo deportivo de 300 cv por algo más interesante. Y encontró en Inglaterra su actual coche, un deportivo de 360 cv, mucho más puntero, mucho más rápido y mucho más bonito. Un billete de ida a Londres, el dinero en un sobrecito pegado a su cuerpo, y a las pocas horas ya estaba conduciendo de vuelta en su nuevo aparato.
Y fué conduciendo por las carreteras francesas camino de España, cuando decidió comprobar qué tal andaba su reciente adquisición, aprovechando las maravillosas autopistas galas, con enormes rectas, anchura suficiente y asfaltado exquisito. Varios minutos de pisar a tabla le demostraron que el coche superaba holgadamente los 250 kmh, cuando vió el cartel de "Peaje", y fué aflojando para entrar a pagar. Y aquí vuelven los problemas.
El control de peaje estaba lleno de policías franceses esperándole, formando un embudo hacia una cabina de peaje concreta, donde le esperaba el padre de todos los gendarmes. Le hicieron bajar del coche, le registraron, y le cachearon, y entonces vió llegar un Subaru Impreza de la gendarmería francesa. Se lo llevaron detenido a comisaría, y un agente le informó de que había sido perseguido por el helicóptero policial y fotografiado a 210 kmh. Acto seguido le hicieron pasar al despacho del comisario, donde le esperaba también el gendarme que conducía el Subaru. "¿A cuánto ibas?" Le preguntó el comisario. Y el Sr.Melón contestó que iba a 210. "¿A cuanto ibas?" Le volvió a espetar el comisario. Y el Sr.Melón se reafirmó en su declaración: "A 210". Y entonces entra en escena el conductor del Impreza, y le dice:
- Mira chaval, yo soy piloto de rallyes, el Subaru ese apenas pasa de 240 kmh, y no te podía seguir, así que dinos de una vez a qué velocidad ibas.
Cualquiera que sepa un poco de derecho, comprende que si la prueba de la policía es de circular a 210 kmh, tienes derecho a no declarar contra tí mismo, y menos sin presencia de un abogado, así que la cosa se quedó así, con el Sr.Melón volviendo a España conduciendo (aunque a velocidades legales, por supuesto), con una multa astronómica, y con la prohibición de no volver a conducir por Francia durante muchos años.
Y sus historias continúan aún hoy en día, sus correrías muchas veces se transforman en leyendas urbanas que un día te cuentan en una cuneta de un rally, otro día en la grada de un circuito, y muchas veces álguien se las atribuye falsamente en algún foro de tres al cuarto. Pero los que conocemos su vida, encontramos su sello personal en cada hazaña, y al oír estas historias de ida y vuelta regresar a la persona que las creó, nos produce una sonrisa en la cara.
Nos han contado multitud de relatos sobre su vida y obras, que o bien no podemos contar aquí, o bien dejamos para otra ocasión, pero cuando la realidad se convierte en leyenda, lo mejor es no plantearse los orígenes de cada historia, o si son verídicas punto por punto, disfrutarlas, y saber sacarles partido. La leyenda del Sr. Melón Piel de Sapo continúa rondando los ambientes racing, muchos le adoran, muchos le temen, pero en realidad, a la hora de la verdad, nadie sabe quién es, nadie sabe de dónde viene ni a dónde va, y lo cierto es que podría tratarse de cualquiera de vosotros. Podrías ser tú, podría ser yo, podría ser tu vecino, y podría ser el policía que te hace soplar. Dicen que es el que pega y despega las señales de 110 kmh, dicen que es quien te vende el periódico, dicen que es la voz en off de Más Que Coches, y hasta hay quien dice que es quien pone anchoa dentro de las aceitunas. O podría no ser nadie. Nosotros tampoco conocemos su identidad, pero en más de una ocasión creo haberme cruzado con él.
¿Y tú?
Dice la leyenda que una noche preparó una tan gorda, que su cara salió en las portadas de los periódicos, y el Sr. Melón Piel de Sapo tuvo que ir al quiosco de prensa de su barrio a comprar todos los ejemplares a primera hora, para evitar que tanto su familia, como sus vecinos y amigos, descubrieran tamaña fechoría. Desconocemos de qué se trató, se especula con muchas historias, y la mayoría terminan en que el Sr.Melón se entregó a las autoridades (arrepentido por lo que fuera que hiciese) y de ahí la noticia trascendió a la prensa. Como es lógico, todos se acabaron enterando.
(El Sr.Melón en casa de su familia)
Si a este hecho sumamos otros motivos familiares (que siempre que se juntaba con su hermano la noche acababa como una peli de acción de los 70), se entiende que sus padres decidieran enviar el Sr. Melón Piel de Sapo a los EE.UU. y que estudiara en un internado de lujo donde poder enmendar su vida, alejado de los problemas y sin coche con el que meterse en líos. Pero aquello resultó ser un error garrafal, porque sus nuevos compañeros de internado venían en coches de generosa cilindrada (Porsches, Corvettes, etc.), y cuando descubrieron que el Sr.Melón era un auténtico quemado, las carreras volvieron a aparecer en las calles.
Eso, y una serie de variados incidentes relacionados con todo tipo de vehículos sobre ruedas, incluido un carrito de golf, las cosas terminaron como tenían que terminar: Ante un comisario de policía, y ante un juez. El resultado fué la expulsión del Sr. Melon de Sapo de los Estados Unidos de América, y la declaración de "persona non grata". De vuelta en el hogar familiar, con enorme disgusto, sus padres no se rindieron, y decidieron enviarle a buscarse la vida en otro país, así que fué así como el Sr.Melón llegó a España, con una maleta y un mundo de posibilidades por realizar. Pero no tenía dinero, y no tenía coche.
Ambas carencias las solucionó rápidamente trabajando como mensajero. Entregaba los paquetes antes que nadie, y siempre llegaba puntual a su destino. Y en cuanto juntó algo de dinero, se pudo comprar su primer deportivo de 300 cv.
Los problemas vinieron cuando pensó que si juntaba trabajo y ocio, lo haría mejor, pero llevar el coche deportivo para hacer las entregas en menos tiempo no siempre dió buenos resultados. El desgaste del coche era brutal, y el consumo desmedido, así que decidió despedirse por la puerta grande: Un día su jefe entró en la oficina con un paquete en la mano, y gritó "El que sea capaz de entregar este paquete en Lisboa dentro de 3 horas se lleva 1.000 euros al bolsillo". Y todos los presentes miraron al Sr.Melón. Y el Sr.Melón aceptó el trabajo, el Sr.Melón se subió al deportivo, y el Sr.Melón corrió como si no hubiera mañana. Consiguió llegar a su destino en el tiempo estipulado, para tremendo asombro de los que le estaban esperando en Lisboa. Él entendía el asombro, había sido rápido, pero tampoco como para poner esa cara. Cuando los destinatarios salieron a la calle a ver si había venido en helicóptero o se había teletransportado, comprendió que en Lisboa hay una hora menos en los relojes, y pensaban que en vez de 3 horas, había tardado 2. Nuestro protagonista volvió a casa con el dinero en el bolsillo, y decidió no volver a trabajar así.
Entonces comenzó a establecer una serie de negocios de importación de productos de su tierra, ayudado por los contactos de su familia allí, y empezó a a prosperar. Ante los buenos beneficios decidió cambiar su viejo deportivo de 300 cv por algo más interesante. Y encontró en Inglaterra su actual coche, un deportivo de 360 cv, mucho más puntero, mucho más rápido y mucho más bonito. Un billete de ida a Londres, el dinero en un sobrecito pegado a su cuerpo, y a las pocas horas ya estaba conduciendo de vuelta en su nuevo aparato.
Y fué conduciendo por las carreteras francesas camino de España, cuando decidió comprobar qué tal andaba su reciente adquisición, aprovechando las maravillosas autopistas galas, con enormes rectas, anchura suficiente y asfaltado exquisito. Varios minutos de pisar a tabla le demostraron que el coche superaba holgadamente los 250 kmh, cuando vió el cartel de "Peaje", y fué aflojando para entrar a pagar. Y aquí vuelven los problemas.
El control de peaje estaba lleno de policías franceses esperándole, formando un embudo hacia una cabina de peaje concreta, donde le esperaba el padre de todos los gendarmes. Le hicieron bajar del coche, le registraron, y le cachearon, y entonces vió llegar un Subaru Impreza de la gendarmería francesa. Se lo llevaron detenido a comisaría, y un agente le informó de que había sido perseguido por el helicóptero policial y fotografiado a 210 kmh. Acto seguido le hicieron pasar al despacho del comisario, donde le esperaba también el gendarme que conducía el Subaru. "¿A cuánto ibas?" Le preguntó el comisario. Y el Sr.Melón contestó que iba a 210. "¿A cuanto ibas?" Le volvió a espetar el comisario. Y el Sr.Melón se reafirmó en su declaración: "A 210". Y entonces entra en escena el conductor del Impreza, y le dice:
- Mira chaval, yo soy piloto de rallyes, el Subaru ese apenas pasa de 240 kmh, y no te podía seguir, así que dinos de una vez a qué velocidad ibas.
Cualquiera que sepa un poco de derecho, comprende que si la prueba de la policía es de circular a 210 kmh, tienes derecho a no declarar contra tí mismo, y menos sin presencia de un abogado, así que la cosa se quedó así, con el Sr.Melón volviendo a España conduciendo (aunque a velocidades legales, por supuesto), con una multa astronómica, y con la prohibición de no volver a conducir por Francia durante muchos años.
Y sus historias continúan aún hoy en día, sus correrías muchas veces se transforman en leyendas urbanas que un día te cuentan en una cuneta de un rally, otro día en la grada de un circuito, y muchas veces álguien se las atribuye falsamente en algún foro de tres al cuarto. Pero los que conocemos su vida, encontramos su sello personal en cada hazaña, y al oír estas historias de ida y vuelta regresar a la persona que las creó, nos produce una sonrisa en la cara.
Nos han contado multitud de relatos sobre su vida y obras, que o bien no podemos contar aquí, o bien dejamos para otra ocasión, pero cuando la realidad se convierte en leyenda, lo mejor es no plantearse los orígenes de cada historia, o si son verídicas punto por punto, disfrutarlas, y saber sacarles partido. La leyenda del Sr. Melón Piel de Sapo continúa rondando los ambientes racing, muchos le adoran, muchos le temen, pero en realidad, a la hora de la verdad, nadie sabe quién es, nadie sabe de dónde viene ni a dónde va, y lo cierto es que podría tratarse de cualquiera de vosotros. Podrías ser tú, podría ser yo, podría ser tu vecino, y podría ser el policía que te hace soplar. Dicen que es el que pega y despega las señales de 110 kmh, dicen que es quien te vende el periódico, dicen que es la voz en off de Más Que Coches, y hasta hay quien dice que es quien pone anchoa dentro de las aceitunas. O podría no ser nadie. Nosotros tampoco conocemos su identidad, pero en más de una ocasión creo haberme cruzado con él.
¿Y tú?
Vaya ida de olla no? ( en el buen sentido de la expresión).
ResponderEliminarHace relativamente poco que os sigo, pero me gustaría haceros saber que os tengo una envidia sana increible.
Seguid así que estáis consiguiendo vivr el sueño de más de uno de nosotros!
Creo haber coincidido con él en las carreteras de la serranía Madrileña... La chica de la curva le toma los tiempos en algunos tramos.
ResponderEliminarDicen las malas lenguas que una de las fotos del Sr. Melon es real...
ResponderEliminarTodos somos el Señor Melón Piel de Sapo.
ResponderEliminarMe recuerda a las historias que cuenta un amigo con una imaginación descomunal... Así como a la película de Big Fish pero a otra escala
ResponderEliminarYo tengo una pésima inventiva, creedme. Todas las historias me las han contado, circulan por ahí, sin duda las habrán ideado personas con más creatividad que yo. De todas formas, ya se sabe el dicho: La realidad supera a la ficción. Quién sabe, igual son ciertas o igual no, yo lo desconozco. Lo mismo es como en Big Fish, que historias reales normalitas han tomado dimensiones literarias. Yo no lo sé.
ResponderEliminarMélonstig.
ResponderEliminarDicen que hace drift con el codo por la ventanilla y fumandose un pitillo...
ResponderEliminarCreo que oleis demasiada gasolina, se os va la olla, pero mola :D Pienso igual que el sr. de arriba ^^ MELONSTIG :D
ResponderEliminar... All we know is that he's called "The Stig"... Muy bueno! Me he reido un monton (y creedme, a estas horas de la mañana no es nada facil). Un saludo
ResponderEliminarJajajaja! He pasado un buen rato leyendo la historia del Sr. Melón, no sé si vosotros lo sabéis, pero a mí me han contado que Ghost Rider grabó sus vídeos inspirado por el Sr. Melón. ;)
ResponderEliminarsi claro claro y el señor melon tambien conduce la casa del anuncio ese de internet
ResponderEliminarjajaja muy buena xD,la verdad no estaria de más localizarle y que se digne a hecharos una mano con las pruebas...xD melon race!!
ResponderEliminarAlgunos dicen que dentro de la cabeza en realidad es sandia, otros que conducia el Volkswagen Mil que un radar pilló a 880km/h, nosotros lo unico que sabemos es que se llama Sr. Melon.
ResponderEliminarA lo Top Gear xd, xd. Algunos dicen que su cera del oído sabe a frambuesa y que su vehículo más rápido es un monociclo volador. Nosotros lo único que sabemos es que se llama Sr Melón xd, xd.
ResponderEliminarjajaja, por post como este son mi blog favorito. Muchas gracias por alegrarnos los días.
ResponderEliminarNo seria el sr.Melón... el ''Stig'' del Top Gear? Hummm... tambiem el Kowalski del ''Vanishing Point - 1971 '' Noooo nooo.. este és un antigo policial y tambiem piloto de carreras y ao mismo tiempo, hace entregas rápidas para una pequeña empresa de coches donde trabaja hace alguns años.. Otros dicen por acá que el Sr.Melón hace trabajos para mercenários roubando coches esportivos ( algo como Nicolas Cage com el Mustang Shelby GT500 ) por acá, la polícia brasileña no sabe nada sobre el, tampoco sobre donde puede estar ahora, talvez en la vicina Argentina, corriendo en las carretera de tierra com un Chevrolet V8 de los años 40 por los mismos tramos que hay corrido Juan Manuel Fangio.
ResponderEliminarLendas urbanas y otras cosas más...
pura coincidencia no? jejejejeje
Henrique.
Yo soy el Sr. Melón.
ResponderEliminarA mi me han llegado comentarios de que el Sr Melon enseñó a conducir a Chuck Norris
ResponderEliminarSr. Melón es el que te lleva a probar el coche en el taller "voy hasta la rotonda" y vuelve con 20 kms más, el asiento más horizontal que vertical, con el colector de escape crujiendo y una sonrisa de oreja a oreja.
ResponderEliminarAlgunos dicen que su pezon izquierdo tiene la forma de nurburgring. Nosotros lo unico que sabemos es que se llama Sr Melón
ResponderEliminarTodos tenéis razón, incluido el anónimo que afirma ser el mismísimo Sr. Melón Piel de Sapo. Yo pensaba decir que era "nuestra versión de Stig", pero es que tampoco es español, ni es nuestro. Pero prometo buscarle para conseguir que nos ayude con alguna prueba de algún coche pepino, y esperemos que en esa ocasión no tengamos que presenciar otra de sus fazañas con nosotros dentro del coche... ;)
ResponderEliminarEl Sr. Melón le enseñó a pilotar el Acura NSX al Sr. Lobo y con razón usó la ya mítica frase "estoy a 30 minutos de allí, llegaré en diez"
ResponderEliminarYo soy el primo gordo del señor Melon.
ResponderEliminarJajaja muy bueno.
ResponderEliminarEn Francia me paso a mí algo parecido. Me persiguió el Subaru (igual al de la foto) pero al ver que me seguía decidí aminorar la marcha. Por suerte todo quedó en una multa y poder seguir circulando por Francia ;)