La Mala Vida

A veces lo que escribimos sobre la frutería y otras hazañas, parece muy tentador, y a uno le entran las ganas de vivir la mala vida. A veces uno ve vídeos por ahí en plan racing, y le dan ganas de ser un destroyer de los circuitos, beber gasolina y tener un macetero hecho con una culata Vtec. Pero os vamos a contar un secreto a voces: La mala vida te hace feliz, pero requiere sacrificios...

Muchos de vosotros lo vivís a diario, y os traéis entre manos proyectos increíbles, os manejais en ambientes racing "as hell". Y lo sabéis mejor que nosotros: La mala vida vale la pena, pero requiere andar un largo camino. Y hay una serie de riesgos que tienes que asumir.

Porque si quieres meterte en materia, te garantizamos que vas a tener grandes satisfacciones, pero sin duda a costa de pasar por cosas que no te van a gustar. Como todo en esta vida, si te implicas y te lo tomas en serio, vas a dejar atrás toneladas de disgustos, enemigos, peleas absurdas con gente mala, ser timado, que te tachen de timador, perder dinero invertido en coches que no son coches, y una infinita lista de amarguras que muchos de vosotros, que vivís la misma mala vida que os contamos, os habréis encontrado ya.

Porque esta afición, vivida "con las botas puestas", no es tan bonita como la pintan. Ves los proyectos en internet colgados, y son máquinas de ensueño, pero no vemos los motores rotos detrás, las ilusiones pisoteadas cuando compras un coche que pretendes que sea alucinante y no hace sino darte quebraderos de cabeza. Y muchos de vosotros, tenéis a vuestras espaldas tantos coches malos como hemos tenido nosotros, sinsabores, timos de coches con los kilómetros bajados, con un fallo de culata camuflado que te has comido con patatas, y verdaderas fortunas invertidas en mecánicos que no han hecho sino marearte de un lado para otro. O preparaciones que has comenzado y no has podido terminar por cualquier problema, y te encuentras con un coche desmontado que ya no puede solucionarse ni para adelante ni para atrás... Y la rabia te la comes tú solito, porque dar patadas a una borriqueta no te va a solucionar nada.

Porque durante años te has ido aficionando, te has ido metiendo en el ambiente, conociendo a unos y a otros, y tarde o temprano te has encontrado con auténticos cabrones (lo siento, he dicho "auténticos"). Gente sin escrúpulos que con la bandera del "buen rollo" te ha puesto entre la espada y la pared, y te ha obligado a enfrentarte, a ganarte enemigos y crear mal ambiente cuando te los encuentras (por muy buenas que sean tus intenciones). Porque muchas veces te obligas a ti mismo a ser más falso que un Judas de corcho, riéndole las gracias a gente que sabes que son unos estafadores, que se dedican a vender a su madre y encima parece que te hacen un favor; porque no quieres tener bronca con vuestros amigos comunes, a los que en realidad sí respetas y guardas cariño. Porque muchas veces la gente, víctima de peleas absurdas, te va a exigir que elijas un bando, y no quieres ser de unos ni de otros. Porque la raza humana es así, y si te quieres implicar de verdad, te va a tocar comer un barril de heces.

Porque a veces lo que te parecía una fuente de conocimiento, confianza y buena gente, en realidad se torna en una cueva de ladrones donde cada uno arrima el ascua a su sardina, y los consejos que te dan son totalmente sesgados, porque la gente que parece saber un montón en realidad sólo tienen buena labia. Porque los coches que dicen haberse hecho con sus propias manos, en realidad vienen de mil preparadores (o en realidad no tiene preparación ninguna salvo 4 piezas), y llevas meses siguiendo sus sabios consejos y su experiencia.

Porque además si quieres vivir esta vida de verdad, vas a tener problemas con la ley de mil maneras. Desde una homologación que no tienes, hasta un exceso de velocidad, una conducción negligente, o cualquier otro problema que tarde o temprano va a surgir cuando menos te lo esperes. No quiero decir que seamos unos delincuentes, pero ya somos mayorcitos, y si te gustan los coches deportivos ya sabes lo que hay.

Porque puestos a contar horrores, hasta hemos ido a funerales de amigos por estas cosas. Y no hace ninguna gracia.

Porque nosotros llevamos muchos años trasteando con coches de un lado a otro, y nos hemos comido cagadas de mecánicos, chapistas y torneros, todas las que queráis (y más), y todavía te toca dar las gracias a tu amigo que te los ha recomendado, porque eres una persona educada, y no procede defecar en su progenitora, coger un palo y liar una buena. Aunque haya ganas.

Y es que cuando decides hacer las cosas por ti mismo para evitar los errores de otros (cosa que se suele llamar "soberbia"), te das cuenta de que tampoco era tan sencillo, de que te eternizas haciendo un trabajo sencillo porque no tienes práctica, de que te toca cometer por primera vez los errores que ellos ya cometieron, y desesperarte como ellos se desesperaron en su momento. Todo ello echando a perder tu propio dinero por tu propia culpa y en tu propio perjuicio.

Justamente es en estas circunstancias, cuando se diferencia al hombre de la rata. Porque el que realmente vive esto, y está envenenado con la Mala Vida, se vuelve a levantar, y el que se metió a probar porque mola el rollito (como el que se pone una chaqueta de malote porque mola), sale escaldado y abandona. Y no hablo de tener dinero o no tenerlo, porque aunque sé que esto es caro, y cada intento fallido son miles de euros, todos conocemos gente sin recursos que se busca la vida y nunca se rinde haciendo cosas y volviendo a hacerlas. Y tampoco hablo de un falso optimismo en plan "ahora sí me va a salir bien", sino de saber salir del agujero, encajar los golpes como un campeón, y volver a empezar sabiendo que es muy probable que vuelvas a caer derrotado. Pero es la vida que te gusta vivir, sabes que al final te saldrá, y es lo único que de verdad te da satisfacción al final del día, porque estás convencido de que tu objetivo es la lucha, no la victoria.

Puede ser puro masoquismo para unos, y un vicio caro, peligroso y absurdo para otros, pero los que estamos envenenados con la mala vida, sabemos que vale la pena. Y sabemos también que esto no es para cualquiera,  no se lo recomendamos a todo el mundo, porque pocos entenderían que te empeñes en volver a comenzar a luchar cuando se supone que tendrías que haber escarmentado.

Es meterse en un avispero de gente buena y gente mala, del que te puedo asegurar (y lo firmo) que no vas a salir igual que entraste. Es el paso que das cuando te lo pasas muy bien viendo las vaquillas de una capea subido a la barrera, y te animas a saltar a la arena, dispuesto a pasarlo bien, pero también seguro de ser corneado tarde o temprano. ¿No consiste en eso la emoción del asunto?.

Nosotros ya llevamos muchas cornadas, pero nos quedan infinitas más. Y ahora que empezamos un negocio relacionado con esto, con mayor razón. Nos encanta hacernos fotos en plan macarras, sentados debajo del elevador con un japo racing encima, o tomando un whisky sentados en backets que andan sueltos por la nave, pero antes de esa foto ha habido cabreos, trabajo que sabes que puede irse al garete por cualquier motivo en cuestión de segundos, cansancio, discusiones serias con la familia, y a veces hasta heridas con herramientas. Parece que suena hasta bien, "oh que rudos somos, comemos pulpo crudo y bebemos agua de mar", pero te aseguro que pasar 10 horas en ese plan, no es plato de buen gusto para nadie. Si encima no tienes que vivir de esto, la pregunta "¿Qué hago aquí sufriendo?" te ronda la cabeza sin cesar, como un golpeteo que te va erosionando poco a poco.

Eso sí: La satisfacción de finalizar la jornada a altas horas de la madrugada habiendo terminado lo que te habías propuesto, no tiene igual. El terminar un coche que llevas trabajando meses, y arrancarlo, para salir a dar la primera vuelta con él, es impresionante. Conducir un coche precario a medio preparar por una peligrosa carretera de montaña, ser capaz de dominarlo, y llegar a la cima de la subida con la adrenalina por las nubes, es indescriptible. Juntarte con los amigos de la mala vida para cenar y tomar algo por ahí, sin hablar de coches por una vez, te demuestra que hay algo especial que nos une y nos hace estar a gusto aunque en realidad no nos conozcamos tanto. Ver que con los años has progresado, que ya no cometes los mismos errores que antes, que hablas de tú a tú con gente que al principio te parecía de un nivel inalcanzable, que te pidan opinión para cosas, o que puedas enseñar a otros a no cometer esos fallos, te hace inmensamente feliz, y a la vez te hace ser consciente de que llevas recorrido un paseito, y te quedan por recorrer mil millas; que te queda un mundo por aprender, problemas que superar, errores por cometer, y más dinero por malgastar en ideas que te parecerán geniales...

¿Quieres darte a la mala vida? ¿Quieres mancharte de grasa la ropa y fardar de que te codeas con gente racing medio perdida? Bienvenido, aquí cabemos todos. Pero no te olvides de que vas a pasar por todo lo que hemos mencionado, y mucho más. No te creas más hábil que nadie, porque ese camino de perdición lo vas a andar sí o sí, y si no pasas por él, es que vas a un sitio distinto. Porque arrimarse a mirar, sin participar y sin mancharse las manos es gratis, y puedes intentar engañar a los demás como si fueras perro viejo, pero a la hora de la verdad, se te va a notar en el olor. La vida es rica en oportunidades y ocasiones de lo más variopinto, pero te garantizo que si no sufres las penurias de ahí arriba, te esperan otras similares. Porque entre toda la gente que hemos conocido en esta mala vida, todos (sin excepción) han tenido que pasar por ello. Mentalízate, y preparate para disfrutarlo con gusto (que lo tiene), y tírate de cabeza a este mundo, con sus cosas buenas y sus cosas malas.

Y no digas que no te lo advertí. Si te vienes, nos encontraremos, y te invitaré a tomar un copelio.