Prueba Subaru Impreza GT

Como os anticipamos la semana pasada, hoy probamos un coche mítico de los rallyes de los años 90. Un Subaru Impreza GT en formato familiar, que si bien no tiene diferencia mecánica con la versión de 4 puertas, tiene algunas chucherías en chasis y transmisiones que lo asemejan más al STI, y lo hacen realmente interesante...

Ante nosotros brilla la carrocería azul del mítico Subaru Impreza. Llama la atención que un coche que en los años 90 era clasificado como berlina de tamaño "intermedio" hoy parece más pequeño de lo normal. Sus elementos estéticos gritan a los cuatro vientos su carácter radical: Las entradas de aire del capot, su parachoques inspirado en los rallyes, sus míticas llantas doradas... Todo lo que ha hecho famoso al Impreza luce en este coche de forma gloriosa a través del tiempo, y las versiones posteriores no han hecho sino revisitar estos elementos para mantener la estética del primer Impreza. Es un coche que con su original motor bóxer de 4 cilindros turboalimentado, su tracción integral y su personalidad "racing", se ha ganado un puesto de honor en los corazones de los que amamos estas cosas que van deprisa. Y sobre todo esto va la prueba que estás leyendo.
(Como es costumbre en las pruebas, las fotos se pueden ampliar pinchando sobre ellas. Y como también es costumbre, viendo la aceptable calidad de las mismas se observa que no soy yo quien las ha hecho, sino el Sr.Coco usando mi cámara...)

(...excepto esta foto, que sí la hice yo, tras dos horas haciendo ajustes en los menús de la cámara)

Repaso general de esta unidad: Se trata de un Subaru Impreza GT con carrocería familiar (mecánicamente no hay casi cambios), con motor bóxer de 2 litros, y turbo. Ronda los 220 cv. Tiene tracción integral mecánica, si bien el nuestro lleva las transmisiones del modelo STi japonés, con diferencial trasero autoblocante. El nuestro lleva además los frenos delanteros del STI moderno (Brembo de 4 pistones) y sus llantas de 17", amortiguación Kayaba AGX, con estabilizadoras y barras de torretas, y válvula de descarga. El embrague es también algo chulo, un Exedy Stage-1 (durillo pero nada del otro mundo). Un tramo final de escape más "chisporroteante" cierra la lista de cosas mecánicamente reseñables.

(Interior Japo 100%. Sin lujos, sobrio, pero con plásticos de calidad y todo bien colocado para conducir al ataque.)

Cuando nos metemos en su interior respiramos la típica atmósfera de coche japonés de los 90. Como sabéis, hemos tenido muchos coches japos de estos años, Nissan, Mazda, Mitsubishi, y es inconfundible: plásticos abundantes pero buenos (de los que envejecen bien), sobriedad en el diseño, y todos los mandos colocados para una conducción entretenida. Los asientos de serie son una especie de semi-baquets, que yo pensaba que serían muy bonitos pero no sujetarían nada, y me han sorprendido por todo lo contrario. Es más, resultan incluso duros en la banqueta, y te dan bastante sensación de ir sentado en un asiento aftermarket. Los mandos están correctamente colocados, todo queda a mano, y el volante Momo de 4 radios nos recuerda al del Mitsu Lancer Evo 6 (que lo lleva casi igual pero de 3 radios).

Giramos la llave, y el motor despierta con un sonido brusco y áspero propio de los bóxer. Su dueño nos dijo que suena parecido a un Porsche viejo (porque ha tenido varios), y efectivamente suena con un tonillo parecido. Sube de vueltas con normalidad, y el sonido de la válvula de descarga hace su característico "psss" al soltar el acelerador. Hasta aquí todo correcto.

(Pequeño inconveniente de estos motores: Meterles mano es complicado, la colocación de los elementos es difícil.)

Salimos en marcha, y lo primero que llama la atención es la fuerza y la inmediatez con la que empuja el motor. En teoría tiene algo más de potencia el motor del Nissan S14, pero entre la tracción integral y todas sus gaitas, al final andan muy parecido (es decir: bastante). Como su turbo es relativamente pequeño, no tiene apenas lag, y responde bastante bien. Y como no podía ser de otra manera en un coche de estas características, con motor borrico, embrague Exedy y tracción integral, practicamos el bello arte de salir desde parado con toda la fuerza posible: Este coche te convierte en el Absoluto Monarca del Semáforo (A.M.S.). ¡Es fantástico!

En cuanto afrontas los primeros kilómetros de rectas te das cuenta de que el empuje del Subaru es más que suficiente. Como decíamos antes, la potencia es algo mayor que la de nuestros queridos Nissan S14, pero con la pérdida de potencia de las transmisiones, se quedan muy muy parejos, con lo que un 2.0 turbo implica de par y fuerza a pleno soplar. Por añadir otra referencia, el Clio RS 197 que llevábamos detrás hacía lo que podía con sus marchas cortas y se quedaba siempre atrás en el horizonte...

El sonido del que hablábamos al principio sigue presente, aunque tampoco llama demasiado la atención cuando vamos en marcha, suena bonito, suena áspero, y acompaña al ritmo que vayamos, subiendo de vueltas con fuerza y permitiendo cambiar de oído sin problemas. 

Y por fin llegamos a las curvas intermedias, donde queremos ver cómo funciona este icono de las carreteras sinuosas...

Lo primero que nos apasiona es la frenada, con los Brembo del STi sin apenas servo ni asistencia, latiguillos metálicos, y sin ABS, el tacto es el que realmente deben tener los frenos de un deportivo, y no los que se empeñan en hacer los fabricantes en los coches de ahora: Parece que al principio no frenan, el pedal está duro, pero en realidad pisando con contundencia tienes toda la fuerza presionando los discos, y con un tacto excelente. Así SÍ da gusto frenar a fondo. Así debería ser siempre todo en esta vida: rudo, directo, apasionante. Y como decía un blogger al que admiro: La carne casi cruda, y el gin-tonic sin limón. Tanto edulcorante artificial hace a los coches cada día más sosos, y acabamos un día grabando el sonido del coche en un banco de potencia para reproducirlo por los altavoces porque no suena el motor...

(La frenada potente y sincera, sin apenas asistencia ni servo. Nos ha enamorado.)

En las curvas el coche muestra una excelente agilidad, y nos acordamos de que el conjunto no pesa mucho a pesar de su tracción integral. Y aquí entramos en el espinoso mundo de los diferenciales y las transmisiones 4x4. En resumidas cuentas el asunto es muy simple: Si no aceleras en la curva (o sueltas de golpe el acelerador) el coche se va cruzando, y si aceleras se agarra al suelo. Y con esa combinación de elementos vas colocando y descolocando el coche como te venga bien en cada curva. En términos absolutos el Impreza se mueve por las curvas con una efectividad impresionante, y te permite enlazar giros de un lado a otro con total rapidez (rotonda killer). No se puede comparar con un Lancer Evo como los que hemos probado anteriormente, porque esos juegan en otra liga a todos los niveles (van muchos pasos por delante), y se asemeja más al comportamiento de un Cosworth 4x4 (aunque de forma un poco peregrina, tampoco es una comparación acertada). También es obligado indicar que el diferencial trasero que llevaba este Impreza era el del STi japonés, autoblocante, y a la salida de las curvas se hacía maravilloso verlo traccionar y salir disparado como un cohete hacia el siguiente giro.

La caja de cambios es correcta, son 5 velocidades bien escogidas, y con la respuesta de su motor turbo puedes ir tranquilamente a bajas vueltas y con un estrujón saltar por encima del coche que te precede. No necesitas ir constantemente cambiando, pero cuando tienes que hacerlo la caja responde bien, tiene un tacto correcto, y ni resulta especialmente deliciosa, ni tiene pegas que ponerle. Hace su función.

En conjunto, podemos decir que el Impreza GT es un coche curioso. Resulta una máquina sorprendentemente efectiva para los años que tiene, y la combinación de transmisiones del STi y frenos gordos se traduce en sensaciones de rallyes de antaño, con respuesta inmediata, y diminutos deslizamientos predecibles. Pero si me das a elegir, yo prefiero un trasera bien afinado, porque a pesar de ser menos efectivo que el Impreza, y pasar por las curvas a menos velocidad (y al borde del drama), te proporciona mucha más diversión y sensaciones de conducción. El Impreza es de esos coches que dentro de sus limitaciones y de su edad, siempre responde bien, y siempre obedece. A nosotros nos gusta más que haya un pequeño porcentaje de reacciones imprevisibles, que te tengas que pelear con el coche por llevarlo por donde tiene que ir, y para que eso suceda con el Impreza tienes que tirarte en las curvas a velocidades absurdas (y no está preparado para hacerlo, ojo, te puedes dar una galleta sublime).

¿El punto divertido del coche? Lo descubres a los 2 minutos: Pasar por las curvas lentas e intermedias como si no hubiera mañana, y arrancar desde parado como en la salida del Rallye de Montecarlo. En estas dos cosas es complicado encontrar un bicho tan divertido y tan fácil de llevar al límite (con cierto control).

El enfoque que tiene su dueño es perfecto: Tiene un hijo de 4 años, y necesita espacio para llevar la sillita, la moto del crío, y los aparejos propios de la paternidad, pero no quiere renunciar a la deportividad y a ir desmanganillado perdido cuando puede hacerlo. Por eso el Impreza es perfecto para su situación, y además de llevarle a toda velocidad por todas partes, y llevar a la familia consigo cuando toca ser persona respetable, se permite el lujo de hacerlo con seguridad, y si llueve, diluvia, o nieva, el coche va a ir casi siempre con bastante control sobre las ruedas. Conseguir todo eso sin recurrir a una berlina alemana de 23.544 Kg es realmente complicado. Él trabaja manejando ese tipo de coches a diario, y los conoce bien, por eso sabía lo que quería y buscó el Impreza GT familiar.

(Aitor preparado para correr el Manx TT. Dentro de 14 años nos da sopas con ondas a todos...)

Nos volvemos cada uno por su lado. El Sr.Coco y yo quedamos para discutir con el Sr.Heineken las sensaciones del coche, y estamos más o menos de acuerdo: Es un coche tremendamente eficaz, con unas sensaciones muy de carreras, que sin llegar a la grandiosidad del Evo, le sigue los pasos. Pero ninguno de los 3 nos compraríamos uno, por esa falta de "pelea" con el coche que te apetece en un deportivo. Es cierto que su dueño lo usa a diario, y nosotros nos lo plantearíamos como coche deportivo de uso ocasional, y es por eso por lo que preferimos un coche "guerrero" para cuando salimos de paseo. Como digo, todo ello es un gusto personal, fruto de nuestra opinión, y de nuestra situación. Si viviésemos en el norte, donde llueve frecuentemente y las carreteras sinuosas son abundantes, el Impreza sería el coche perfecto para convertir cada día en un rallye.

Mientras tanto, Víctor lleva a su familia en el coche a todas partes, a su hijo con la sillita de Ferrari, la minimoto, el mono, el casco, las herramientas, y todo lo demás, y no renuncia a conducir un coche deportivo, rabioso, eficaz, y seguro. Y la vida sigue siendo maravillosa.

(Aitor en plena caída de la moto, con la pata para arriba. Todos los campeones tienen sus horas bajas...)