Prueba Mazda RX-8

Estos días nos llega la triste noticia de que cesa la producción de motores rotativos con la desaparición del Mazda RX-8, y tras haber probado la semana pasada el Nissan 350Z, pensamos que no había una mejor ocasión de coger por el cuello uno de los míticos RX-8 y ponerlo a centrifugar para deleitaros con la prueba de uno de los japos más polémicos de los últimos tiempos.

Lo primero que haces cuando ves el Mazda RX-8 esperándote es pensar en lo que todo el mundo dice: Que mucho motor rotativo y muchos 231 cv, pero el coche no anda, no tiene par, no empuja, quema aceite como una moto de dos tiempos, etc. Y pensar en todo eso es lo mejor que nos podía pasar, porque al empezar a coger ritmo con este coche te das cuenta de que los detractores de este coche mienten como bellacos. Porque es cierto que el RX-8 no es el aparato definitivo, pero tampoco merece unas críticas como las que suelen arrojarle, y a lo largo de esta prueba vamos a explicar por qué.

Empecemos por el principio: La estética peculiar de este coche. Una cosa que al Sr.Coco no le gusta es que  sea 4 puertas. Es cierto que están muy bien disimuladas las traseras, y a mí ese tema me parece un acierto. Es cuestión de gustos, pero ojo, que a la hora de entrar atrás y sentarte, te sorprende el espacio que hay para ir cómodo, y la sujeción lateral que tienes. Los que midan más de 1,72 m de estatura van a tener problemas de altura ahí atrás, pero la vida es así de injusta, no se puede pedir peras al olmo, esto no es un coche familiar...

(Sí, detrás cabes bien)

Por lo demás, su estética es algo bastante discutible. Muy futurista a principios de este siglo, no parece que envejezca mal, y viste unas dimensiones contenidas por fuera, que hacen que el coche sea manejable, utilizable, etc. Como digo, es cuestión de gustos, y aquí el Sr.Coco y yo estamos divididos...

Así que tratado ya el tema flanderístico de si es bonito o no, o si puedes llevar a tu suegra plegada atrás o no, vamos a entrar en materia. Al fin y al cabo nos caracterizamos por ser un blog de quemados, y vamos a daros la carnaza que queréis que os demos, jejejejejeje...

¿El coche corre? Depende. Corre más de lo que dice la gente. Hemos escuchado decir de todo, que anda como un Civic Eg6, que no acelera, que no empuja, y muchas otras barbaridades. Y creemos que hay que dejar las cosas claras en este aspecto. El motor Wankel 1.3 de 2 rotores (atmosférico) no es ningún prodigio de empuje y par, pero no anda mal, estira por encima de 9.000 rpm, y si lo llevas a más de 5.000 se lanza, porque al final los 231 cv están ahí. ¿Que son anémicos y no arrean como otros coches de 230cv? Ok, es posible, pero por ejemplo corre más que nuestro Clio Sport 197, y no olvidemos que las marchas del Clio son MUCHO más cortas que las del Mazda, y el japonés pesa más...

(De un total de 17 fotos del cuadro apuntando arriba, esta es la única que no sale totalmente borrosa...)

Lo que pasa es que es cierto que no tiene par, no tiene unos bajos brillantes como otros coches de mayor cilindrada (es decir, con cilindros, XD qué chiste más increíble, es la risión...), y eso le penaliza. El motor rotativo es como una lavadora, suena muy diferente, casi como una moto, y si bien apenas vibra va estirando finito hacia arriba, el sonido se vuelve loco, y cuando te das cuenta un pitido te indica que debes cambiar de marcha porque vas a llegar a 9.000 rpm. El sonido agudo y fino es lo más llamativo, y como no te fías de las sensaciones, miras el velocímetro digital, y ves que efectivamente no es un espejismo, y que vas a un ritmo bastante fuerte.

Porque el chasis es estupendo, el reparto de pesos perfecto, y el centro de gravedad va totalmente en el suelo. Una de las ventajas del motor rotativo es su escaso tamaño, por lo que los ingenieros de Mazda se permiten el lujo de situarlo totalmente detrás del eje delantero, y abajo del todo. Desde la primera curva notas que el coche se controla de una forma bastante intuitiva, y efectivamente cumple, y no te da sorpresas. Notas bien cómo se mueve su peso, y hacia dónde se va a ir cuando frenes a fondo y descoloques el coche. Porque después de un primer calentamiento para conocernos, llega la hora de sacarle las tripas.

Y una cosa llamativa es lo bien que frena el coche, con apenas unos frenos bastante discretos. Mazda aprendió la lección con los Miata, y se ha puesto la pilas, porque tanto el MX-5 (Nc) que probamos hace años, como este RX-8, se paran con bastante efectividad, y sin falsear demasiado la asistencia del pedal. No se descoloca mucho reteniendo, pero el motor al reducir sí lo hace, y tienes que recordar que llevas un coche de tracción trasera, teniendo cuidado con esas retenciones para evitar entrar de costado en la curva. Ahora mueves el volante con cuidado, porque la dirección es bastante rápida, y el morro apunta al interior como una flecha, mientras las ruedas traseras obedecen con bastante calma. Hasta aquí bien, porque la suspensión de serie es más o menos dura, y el apoyo del coche se hace muy parecido al Nissan Z, con rapidez y franqueza: Se asienta, y ya vas manejando el peso del coche en cada rueda con bastante facilidad. Aquí el churro que tiene el V6 del Nissan lo echamos de menos, pero en cuanto sube de vueltas el RX-8 y empieza a aullar, la respuesta sigue siendo bastante satisfactoria y sales de la curva a suficiente velocidad.

Su autoblocante, sus ruedas de 225, y su suspensión colaboran para que el coche no derrape tanto como podría derrapar (hemos salido de algunas curvas a fondo y con el S14 hubiéramos acabado de costado, mientras que con el Mazda todo era tracción). Y con la confianza que coges empiezas a buscar más las cosquillas al coche en los cambios de dirección. Es aquí donde notas la mayor agilidad del RX8 respecto de sus rivales, y es que es un coche ágil y manejable como pocos. La dirección ya hemos dicho que es muy rápida, y de hecho es mejor sujetar el volante con las dos manos, porque hasta subiendo de marcha la dirección se te escapa un poco de la trayectoria, y tienes que hacer esos cambios de marcha lo más rápido posible para evitar una estupenda galleta a 160 kmh contra el muro de un trigal. Por suerte la palanca de cambios y la caja en general responden a las mil maravillas. Si había una virtud que resaltar de los Mazda MX-5 era su cambio de marchas, duro preciso, rápido, y delicioso de manejar para arriba y para abajo; y por suerte el RX8 lo ha calcado.

Es imposible resistirse a estrujar su motor como una lavadora centrifugando, y escucharlo gemir hasta sobrepasar las 9.000 rpm. Aceleras como si no hubiera mañana cuando sales de una rotonda, cuando subes, cuando bajas, cuando entras y cuando sales. Y es adelantando cuando notas que la gente te mira pasar con cara rara, como diciendo "qué es eso que viene sonando como una moto". Es gracioso el tema del sonido rotativo...

Pero volviendo al tema de si el coche anda o no anda. Este es uno de esos coche que en determinadas situaciones puede ser humillado por coches que harían reír a tu madre, y en otras en cambio da el do de pecho y aguanta el ritmo a coches con 80 cv más. Es cuestión de saber sacarle partido y ser muy consciente de sus puntos fuertes y sus puntos débiles. Si sabes dónde haces daño y dónde no, el RX8 se convierte en un deportivo excelente. En carretera abierta y prestación pura, el Mazda empieza realmente bien en los primeros compases (pesa muy poco), pero se va desinflando a medida que gana velocidad. En cambio en tramos de curvas, si sabes sacar partido a su cambio bien escalonado, llevas el motor girando arriba, y aprovechas su chasis, puedes ir a ritmos realmente altos sin grandes alardes de conducción, y con un margen de seguridad y corrección notable. Una vez más tienes que conocer sus luces y sus sombras, saber que llevas potencia sin par, como una moto deportiva japonesa, y si bien en la parte del tramo que es hacia abajo responde con fiereza ayudado por el reparto de pesos y los frenos, en cuanto vienen los repechos cuesta arriba, no lo vas a tener tan fácil para subir con la misma rapidez.

Resumiendo: Tanto al Sr.Coco como a mí nos ha sorprendido gratamente, y coincidimos en que no es la máquina definitiva, pero tampoco es ni de lejos tan malo como muchos se empeñan en decir. Lo que pasa es que uno vio a uno una vez que no pudo adelantar en una autopista a un BMW 330d, y desde entonces es un coche que anda menos que un Dacia Logan. Pues hombre, qué queréis que os digamos... Es bastante injusto. Tiene sus pegas, por supuesto, porque el motor podría tener par y ser perfecto, podría llevar dos turbos como el RX-7 y convertirse en un cohete, y de paso podría consumir menos de 10 litros cuando vas de paseo, y ser una compra redonda como coche utilizable para todo. Pero ya sabéis que no hay un coche perfecto (nosotros lo llevamos buscando tiempo, cuidado), y la aproximación que ha hecho Mazda con este RX8 es bastante digna, el coche es efectivo, tiene una respuesta afilada y obediente, y para ser un motor tan finito le han sabido sacar un provecho impresionante con su chasis y su caja de cambios. Al precio que están, y si sabes que el coche va a consumir sus buenos litros corras o no, es una opción muy valorable. Otras marcas han hecho coches parecidos, y son intocables... A nosotros el RX8 nos gusta.