Prueba Mini Cooper S (R53)

Hoy presentamos una prueba que llevaba un tiempo persiguiendo: El mítico Mini Cooper S, con su motor 1.6 con compresor (R53, el de anterior generación al actual). Mucho se ha hablado sobre este coche, que ha supuesto un icono de ventas y estilo, y que se ha ganado adeptos en todos los sectores de la sociedad. ¿Vale lo que cuesta?

Como decía en el encabezamiento, este coche viene con una hoja de presentación realmente impresionante: Ha logrado unas cifras de ventas absolutamente impresionantes desde su lanzamiento, y la opinión de la prensa especializada es unánime en alabar sus virtudes, como no había leído nunca sobre otro coche a mis 28 años de edad. Ha establecido de forma definitiva un segmento nuevo en el mercado, como es el de los utilitarios "de lujo" (ahora entraremos, tranquilos), abriendo paso a competidores que todos conocemos de sobra. Y es que conseguir que la gente se gaste 30.000 euros en un coche como el que tenemos delante, es un logro por el que nadie hubiera apostado antes de la mini-manía.

(El interior mola bastante, la verdad. Original como pocos.)

El Mini Cooper S que tenemos ante nosotros pertenece a la versión especial Checkmate, con una decoración propia, y con un equipamiento bastante completo. Por lo demás, el coche está prácticamente de serie, y su precio nuevo rondaba los 30.000 euros. Pero como os imagináis, a nosotros nos importa bien poco que un utilitario tenga un millón de detalles y molduras bonitas, porque nos interesan otro tipo de cosas en un coche, cosas que vamos a buscar a toda costa, se vista de seda o de tela de saco. Y por eso nos metemos en el Mini con una idea en mente: Tenemos algo más de 160 cv bajo el pedal, y un peso de más de 1.200 Kg. Así que vamos a ver lo que es capaz de hacer...

Sacamos el pequeño Mini del garaje, y de momento nos vamos gustando a nosotros mismos escuchando su gorgoteante tubo de escape. Cuando nos movemos despacio tiene un sonido bastante racing, y si bien le cuesta subir y bajar de vueltas con alegría, su sonido es bastante agradable para gente con la enfermedad que compartimos los aquí presentes. Nos vemos reflejados en los escaparates, y nos molamos un montón. Llevamos el coche de moda, a tope de equipamiento, y para todos los viandantes que nos miran la vida parece sonreirnos... (porque no saben lo que solemos hacer en realidad con nuestras vidas, claro.)

(Una de frenos a la parrilla, por favor.)

Nos vamos calentando por el sonido de su escape, su obediente dirección y su suspensión de tarado bastante duro para lo que suele ser un utilitario de serie. Y si bien durante los primeros estrujones el Mini no fue capaz de acelerar como se esperaba, poco a poco ganó fuerza (el coche ha tenido una vida relajada desde que lo compraron, y estaba dormido), y hasta le cambió el sonido al motor. Y viendo que el cochecillo ya empezaba a caminar con decisión, nos fuimos a una carretera sinuosa donde ver si es verdad todo lo que han dicho los medios durante estos años.

Y la respuesta rotunda es Sí pero No. Sí, es rápido, es alegre y se conduce bien, pero No, no es un kart, no es la bomba de agilidad y descaro deportivo que han proclamado a los cuatro vientos las revistas de coches. Y eso es algo que salta a la vista de cualquiera que haya conducido utilitarios rabiosos desde el momento en que desconectas el ESP del Mini y lo agarras por el cuello. 

Su motor empuja con gracia y fuerza gracias al compresor. Es un propulsor de origen Chrysler-Rover fabricado en Brasil, al que han puesto un Compresor para elevar su potencia unos 40 cv. Y como buen motor con compresor, se nota que empuja de una forma muy lineal, progresiva, pero nunca apabullante. Recordemos también que tiene que tirar de 1.200 Kg de peso, más dos energúmenos dentro...

Lo cierto es que te permite coger velocidad entre curva y curva, y su cambio de 6 velocidades resulta delicioso al meter o quitar hierros, ayudando bastante a mantener el motor girando en la zona que corresponde a cada momento. Pero cuando nos metemos verdaderamente deprisa en las curvas, esperamos que saque a relucir el comportamiento de kart del que tanto se ha hablado, y no lo hemos encontrado. Porque si bien la frenada es escasa para lo que debería poder hacer el coche, su paso por curva (sin ayudas electrónicas) resulta complicado. Calza ruedas grandes para su pequeño tamaño, y la combinación de tamaño contenido y peso pesado es extraña para nosotros. Al principio se produce bastante subviraje y al final una repentina cruzada, y con poca información a través del volante, es complicado conducir este Mini como se merece. Vamos a intentarlo de otra forma:

Cambiamos el trayecto y probamos curvas lentas, curvas rápidas, y las repetimos tanto en subida como en bajada, conduciendo primero yo y luego el Sr.Coco (cada uno con nuestro estilo). Y el resultado es extraño: Parece como si el chasis a la hora de la verdad no respondiera bien, y lo hubieran camuflado con una puesta a punto dura y unas ruedas grandes. Como resultado, el coche tracciona bastante bien tal y como viene de serie, y aparenta un agarre lateral en las curvas sobresaliente, pero que al límite se revela poco preciso, poco informativo, y de reacciones casi aleatorias.

Nos paramos a dejarlo enfriar un poco, sale aire caliente de todas partes alrededor del vano motor y los pasos de rueda, cambiamos de manos y las sensaciones son bastante similares. En este sentido, y sin que sirva de precedente, el Sr.Coco y yo estamos de acuerdo sobre la conducción de este coche.

(Imposible hacer el punta tacón de toda la vida, la rodilla me pega en la columna. Asiento abajo del todo, volante arriba del todo, mido 1,75m...)

En cambio nos alejamos de las curvas, salimos a carreteras llanas y tranquilas, y nos encontramos con un coche agradable de conducir, de movimientos precisos y francos en conducción a velocidades legales, y poco a poco te empiezas a fijar en su agradable interior. Los asientos delanteros resultan cómodos (los traseros son un infierno, pero no vamos a hablar sobre ello porque no es este el lugar), y el cuero abunda por todas partes. Me veo con las gafas de sol y la camisa remangada, y me gusto en este coche. Me gusto una barbaridad.

Pero es en ese momento del viaje cuando descubro lo que realmente me ha cautivado del Mini Cooper S Checkmate: Tiene doble parasol. Sí. Como suena. Pones el parasol del conductor tapando parte del parabrisas, y tienes otro disponible para tapar la ventanilla. En algunos planetas existe la posibilidad de que brillen dos soles, y uno nos moleste por delante mientras el otro nos torra la oreja por el lateral. Sólo lo había visto en un Range Rover de los modernos, y ya me dejó absolutamente picueto. El poder experimentar este lujo en un Mini es algo que no esperaba, y mientras lo aprecio me encuentro a mí mismo con los ojos vidriosos a punto de derramar una lágrima de alegría. Intento recuperarme del shock pensando en qué pretenden los ingleses haciendo estos parasoles en sus coches premium, si no han visto la luz del sol más que en las películas de James Bond...

(Tranquilos, no soy yo...)

Bromas a parte, el Mini nos muestra sus puntos fuertes y sus bondades en el viaje de regreso. El sinsabor que se nos ha quedado tras su conducción en carretera de montaña se va desdibujando poco a poco con una conducción agradable en carretera, y con la capacidad de moverse por ciudad con decencia y con un equipamiento de lujo, que se agradece cuando los atascos no te permiten disfrutar de lo que hay fuera del coche y te tienes que concentrar en lo de dentro. 

Cuando me dedicaba a pasear por la vida en mi Clio Sport 197 todo resultaba incómodo, duro, rebotón, rudioso y estridente, pero era consciente de que tenía un utilitario que pesando casi lo mismo que el Mini, tenía un chasis estelar, con un paso por curva absurdo y unos frenos desproporcionados (aunque es cierto que de motor andaba flojo-flojo), y montado en el Mini tengo justo la sensación opuesta: Todo es bonito y agradable, y aunque soy consciente de que el coche no es ningún prodigio de deportividad, me consuelan sus gadgets y sus pijadas por doquier. ¿Es eso consuelo para un hombre de bien que piensa que hay más cosas en la vida que conducir rápido? Sí. ¿Es eso consuelo para un hombre calcinado por la vida y que desprecia su instinto de conservación en cada oportunidad? No.

(Asientos modelo huever. Cómodos y bonitos.)

Como coche completo (elegante, cool, potente y práctico) podría servir, si no fuera porque las plazas traseras directamente son un suplicio por su respaldo absolutamente recto, y el maletero inexistente de que hace gala. En realidad esas dos pegas son un poco ridículas: El Clio RS tenía un maletero enorme y unas plazas traseras maravillosas, que apenas llegué a usar 3 días durante el tiempo que lo tuve... Además, no pienso permitir que sea este el día en que en FuelWasters empezamos a hablar de maleteros, plazas traseras y cosas razonables. Aquí queremos sangre, cosas de metal que se calientan, coches que te lesionan como te despistes un segundo... Y por ese motivo no termino de convencerme con el Mini Cooper S, porque es una buena aproximación, pero no termina de provocarte una sonrisa socarrona cuando se supone que te debería llenar de gozo.

En resumidas cuentas, y para dos energúmenos como nosotros, es un coche con el que pasearse siendo muy molón, y que te permite tanto ir a trabajar por la ciudad como acudir a un evento elegante, quedando siempre como un tío elegante de clase media alta. Pero si buscas un utilitario rabioso, pensamos que hay opciones en el mercado mucho mucho mucho más satisfactorias por menos dinero, pero claro, no pertenecen al selecto club al que pertenece el Mini... Cada uno que valore sus preferencias. Yo no pagaría el precio que cuesta un Mini Cooper S, ni nuevo ni usado, tengo otras preferencias, qué le vamos a hacer. Yo soy un abogado que iba a los juicios en un Clio Sport con la chaqueta colgada de una percha en los asientos (llegaba incendiado al juzgado), y el Sr.Coco un especialista en Marketing que iba a trabajar a su oficina con un Peugeot 106 Rallye de Gr.N con jaula y arneses... ¡¡Qué esperáis!!

Nos consta que hay Minis muy gordos, con preparaciones serias, y que corren como demonios. Pero por desgracia este no ha sido el caso, y desconocemos lo que puede hacer una buena preparación con el comportamiento de su chasis. Así que de momento volvemos a la realidad de nuestros utilitarios cochambrosos y divertidos, carentes de todo glamour.