Acerca del Toyota GT-86

Nos lo habéis pedido repetidamente y lo vamos a contar: Teníamos preparado desde hace dos semanas este artículo, sobre nuestras impresiones acerca del hype del momento, los famosos Toyota GT-86 y Subaru BRZ. Llevamos pensando en ello meses, y aunque no hay prueba oficial, sí he podido conducir a mi gusto un Toyota GT-86 recientemente, he leído a fondo sobre el tema, y hasta he estado a punto de pedir financiación para comprar uno como coche de diario...

(Ese GT-86 de arriba es el de GReddy, y tiene un aspecto bastante apetecible...)

Se dio la casualidad de que justo la semana que lo tenía preparado, 8000vueltas.com publicó la entrevista de un colaborador suyo al creador del GT-86, así que decidimos esperar dos semanas para soltar nuestros pensamientos acerca del coche racing de moda en 2012, y que nadie pensara cosas raras.

Llevo meses dando vueltas a este coche en la cabeza. Resulta un verdadero bombardeo mediático en el mundo racing, Pistonheads habla de ello cada poco tiempo, y en los blogs americanos cada pocas semanas aparece ya una versión preparada por un tuner reconocido. El Toyota GT-86 está en boca de todo el mundo, es el hype del momento, el coche deseable por todos gracias a una pureza de concepto deportivo que el resto del mundo había olvidado hace muchos años. Y para rematar la jugada, recientemente aparece el body-kit de Rocket Bunny para vestirlo de coche gordo...

(Es un "Like" sí o sí, pero no nos dejemos engañar por su aspecto)

Llevamos mucho tiempo peleando una prueba de uno de estos aparatos, tanto del Toyota GT-86 como del Subaru BRZ, pero aunque ambas marcas en España nos conocen, nos controlan y nos siguen a ver qué decimos, cuando les pedimos un coche ni responden. Así que no nos queda otra que conseguirlo por nuestra cuenta, fuera del corralito establecido con los medios, y así decir lo que nos parece el coche realmente, y sin tener que dar cuentas a nadie. Ya que estamos fuera del sistema, lo estamos del todo.

Y finalmente conseguí que una persona me dejara probar a gusto su flamante Toyota GT-86 nuevecito, con su brillante color rojo metalizado y su agradable tapicería mixta de cuero. Por distintos motivos que no vienen a cuento, no fue posible hacer una prueba "publicable" con fotos y demás, pero sí pude exprimirlo a placer. Así que dejaremos la prueba "de verdad" para cuando podamos conseguir otro, y hacerle fotos bonitas, etc.

A raíz de haberlo conducido, se sembró en mi cabeza una semilla que poco a poco empezó a crecer, y que terminó de convertirse en algo peligroso cuando vi el famoso anuncio de Toyota de las esposas echando de casa a sus maridos por comprarse el GT-86:

(Sublime)

Ante la experiencia de haberlo probado, y con los efectos de un anuncio que llega directamente al corazón de los que somos unos quemados irremediables, casi cometo una locura. Llamé a un amigo que es comercial de Toyota, y me fui a visitarle para que me dijera qué descuento me podían hacer por comprar uno nuevo, y cómo me salía la financiación.

Todo cuadra (en nuestras cabezas, ojo, que no son las cabezas de personas normales). Es un coche de tamaño contenido, con todos los atributos de un deportivo de pura cepa, propulsión con autoblocante, caja manual, dirección rápida, peso pluma, y 200 cv sobre el papel. Además tiene 4 plazas medianamente normales, un maletero que justifica el comprarlo como coche principal para un soltero suicida como yo, y un consumo que puede asumir mi economía. Pinta bastante bien, sin duda.

Pero entonces ocurrió el fenómeno más curioso que ha sucedido nunca dentro de mi cabeza loca: Cuando me puse a pensarlo desde el punto de vista más quemado posible, las conclusiones fueron justo las más razonables que se podían obtener. De hecho mi madre todavía sigue asombrada de la voltereta mental que hice esos días... Y se trata de lo siguiente:

El Toyota GT-86 es un coche razonable, anda muy bien, es muy rápido, y ya desde su lanzamiento tiene todo un arsenal de piezas aftermarket para ponerlo a mi gusto. Pero si me voy a gastar la friolera de 29.000 euros en un coche nuevo de 200 cv de potencia sin apenas par, prefiero gastarme 15.000 en un Nissan 350Z con pocos kilómetros, que tiene unos 300 cv de potencia, un motor lleno de par, y reacciones igualmente satisfactorias, pero con más intensidad. Eso, o si realmente quiero que sea práctico, por los mismos 15.000 euros me compro un BMW 130i con pocos kilómetros, que tiene 65 cv más que el Toyota, viste más y mejor, y aunque no es comparable dinámicamente en su conducción, no deja de ser un coche compacto con un motor de 265 cv a las ruedas traseras, y eso nos gusta... Por si eso tampoco cuela, haz una rápida búsqueda de coches entre 10.000 y 20.000 euros que resulten satisfactorios y rápidos. Te sorprenderás...

(Wide-body remachado. Prepárate para molar muchísimo.)

Y de esa manera, buscando la alternativa más racing y descerebrada posible, animado por el lema "quiero la mejor relación caballos/euro del mercado y buscar un árbol frondoso contra el que terminar esta vida de sufrimiento", la respuesta resultó ser la opción razonable que nadie esperaba, la que le puedes contar a tu novia sin que te abandone, y la que tu contable entendería sobradamente: Comprarte un coche más potente, igualmente fiable (con pocos kms), y más barato.

Porque volviendo al recuerdo de mi prueba de ese coche, y tratando de imaginar que ya lo tengo en mi poder, y lo disfruto cada fin de semana con mis amigos, me terminaba de convencer de no comprarlo: Es un coche con un chasis excelente, una puesta a punto exquisita, un reparto de pesos sublime, y que te hace pasar por las curvas con una precisión milimétrica mientras te lo pasas como un enano... Pero cuando abres gas a fondo saliendo de una curva y esperas una mínima pelea con el volante, su "fino" motor de 2 litros no tiene fuerza para cruzarlo y sale con agilidad pero sin "mala leche" ninguna. Y eso NO nos gusta.

Claro, todos hemos visto vídeos del GT-86 derrapando como un energúmeno, y se puede hacer, pero para ello tienes que "lanzar" el coche de lado a la curva, y tirar de inercia, porque la potencia del motor no te va a poner de costado por encima de 2ª salvo que hagas una animalada... y aunque lo lances, con ese par no hay fuerza suficiente para mantener la cruzada a esa velocidad.

Por eso digo que si me pongo en situación, me iba a ver saliendo de paseo con mis amigos, en un coche que me ha costado 29.000 euros y voy a tardar 5 años en pagar, que corre notablemente menos que los Nissan S14, 350Z, BMW M3 y similares de mis compañeros de pillerías, que les han costado 12.000 euros en el mejor de los casos, y que cuando abren gas me van a dejar atrás metros y más metros. Me iba a frustrar profundamente, y entonces lo iba a querer vender, pero la cotización del coche habría bajado muchos miles de euros, y disfrutar del coche unos meses me habría costado cerca de 8.000 euros. 

¿Me ha dejado de gustar? En absoluto, sigo teniendo el mismo pensamiento de fascinación hacia este coche, que no deja de ser lo que siempre quiso ser un Miata pero con techo cerrado y una mecánica en condiciones, a un precio no muy superior. Me sigue pareciendo el coche de diario más racing que puedes comprar hoy en día y justificar el gasto por mil motivos aparentemente racionales (maletero, plazas traseras, consumos, fiabilidad, calidades...). Pero sin ninguna duda, este no es el momento de hacerlo, de comprarme uno nuevo estando las cosas como están, y parece incluso más razonable comprarme una salvajada de deportivo de segunda mano antes que un GT-86 nuevo.

(Este es el GT-86 de HKS, sobrealimentado, y solucionando las carencias de motor que pueda tener este coche. Es la solución definitiva, pero prepara euros...)

Y con esto que voy a decir ahora, me aseguro que ni Toyota ni Subaru me van a dejar un vehículo en la vida: Aunque es un coche pensado y creado para los que amamos correr y disfrutar de la conducción de un deportivo, ninguno que realmente sea un quemado de la vida lo va a encontrar razonable por mil motivos, y principalmente por tener un motor de 200 cv que se queda pequeño para lo que podría haber sido, y que de momento presenta pocas posibilidades de potenciación más allá de un kit de sobrealimentación (turbo o compresor). Que cuando pasen los años y empecemos a verlos de segunda mano por 18.000 euros la cosa empiece a compensar, es algo que valoraremos cuando llegue el momento.

En resumidas cuentas: Que su concepto purista de "disfrute de la conducción con un chasis sublime" nos encanta, y lo compartimos al 100%, pero no excusa la escasez de motor. Que si uno quiere disfrutar de una conducción divertida sin importar la potencia, se puede comprar un Mazda Mx5, pero si quiere correr, y sentir la emoción de pelearse con el volante de un coche que se revuelve, necesita como mínimo 50 cv más y un incremento de par notable. Que divertirse conduciendo un coche muy muy muy bien hecho es delicioso, pero pagar 29.000 euros por un coche que empuja menos que sus rivales de tracción delantera es algo que al quemado medio no le hace gracia ninguna (recordemos que siempre hay un componente detrás de "si tengo un deportivo espero que ande más que el resto de los coches, o al menos más que los compactos y berlinas generalistas").

(Y para terminar con los GT-86 de tuners reconocidos, el que propone TRD, con frenacos y demás chucherías, peeero sin potenciar el motor.)

Si estás dispuesto a asumir esa inferioridad y las limitaciones que presenta como deportivo, lo que te queda es un coche infinitamente eficaz, entretenido y de conducción refinada. Insisto en que no existe en el mercado una alternativa de un coche "medio" utilizable para todo un poco, que ofrezca su carácter purista y la ocasión de divertirte como un enano tanto si vas al supermercado como si vienes de trabajar, como este Toyota GT-86. Yo casi caigo en la tentación... pero no, no he caído porque eso de que el motor empuje con fuerza me gusta demasiado.