Prueba M3 E30 (swap 3.8)

Con gran expectación, os presentamos una prueba que llevábamos varios años persiguiendo, y que por diversos motivos no hemos podido hacer hasta ahora. Se trata de un BMW M3 (e30) muy especial, con un motor de BMW M5 (e34) preparado hasta los 400 cv, y una serie de mejoras que lo convierten definitivamente en uno de los coches más impresionantes que hemos probado hasta la fecha. Espero que lo disfrutéis tanto como nosotros.

Lo prometido es deuda: Dijimos que si quedábamos entre los 7 primeros blogs de motor de Bitacoras 2012 haríamos una prueba de un coche de 400 cv con abundancia de fotos "de las que pinchas y se hacen grandes". Y aunque nos desvinculamos del concurso a mitad de las votaciones, finalmente quedamos en el puesto 7, así que aquí estamos cumpliendo nuestra promesa con vosotros. Es de bien nacidos ser agradecidos, y esta es nuestra manera de agradeceros vuestro esfuerzo realizado en aquel concurso.

Hace ya muchos años, en el madrileño circuito del Jarama, el Sr.Coco se preparaba para entrar en una tanda con su Sierra Cosworth RS negro, cuando vio el M3 e30 de Manolo dispuesto a entrar con él. Se presentaron, estuvieron hablando un rato, y a la pregunta inevitable de "Pero ¿Esto anda o no anda?" Manolo le respondió "Va bien, pero tampoco anda mucho". Minutos después el piloto del BMW masacraba al Sr.Coco y su Cossie negro en repetidas ocasiones. Años después, yo conocí a Manolo en el mismo sitio, y cuando me enseñó lo que escondía, y demostró después lo que era capaz de hacer, empecé a soñar con catar semejante máquina de humillar a todo tipo de coches en un circuito. Y desde entonces nació una hermosa amistad con este señor, que siempre aparecía con este coche perverso o con un Seat 1430 Sport que conserva impecable, y con el que antaño corría rallyes por los alrededores de Madrid.

Esta es la historia del día en que después de todos esos años de amistad, y tras muchos avatares, hemos conseguido saborear un trocito del jugoso pastel que supone el coche en cuestión:

Ante nosotros tenemos un BMW M3 e30, un coche que ya de por sí es deseable, y se cotiza a precios ya casi absurdos. A primera vista lleva unas preciosas llantas Hartge de 17" con garganta, un escape tipo DTM, y el interior completo del M3 Sport Evolution. Ya sólo con eso el coche sería el protagonista de nuestros sueños...

Pero cuando abres el capot y ves ese enorme motor de 6 cilindros en línea, y te cuentan la preparación que lleva sobre el mismo, empieza realmente la incontinencia urinaria.

Se trata de un motor 3.5 de un M5 e34 de 315 cv, pero subido de cilindrada hasta 3.8. La culata está completamente modificada, lleva árboles de levas especiales con más cruce, válvulas sobremedida, muelles, etc. Y no acaba aquí la cosa: Colector de admisión artesanal desde los ITB (individual throttle bodies) hasta el filtro de aire de aftermarket, línea completa de escape... y todo ello organizado y regido por una electrónica a medida, que saca todo el rendimiento posible a este motor, a sus piezas, y suprime el corte de inyección para entregar potencia muy por encima de donde antes había unas líneas rojas sobre el cuentarrevoluciones...

Pero claro, un M3 de 200 cv no duplica su potencia con el resto del chasis de serie, y se queda tan tranquilo... Por eso lleva una estupenda suspensión Bilstein a medida, la caja de cambios Getrag original del M3 (la famosa "dogleg") con las marchas invertidas, unas pinzas de freno de M5 e34 sobre unos discos a medida con núcleo de aluminio, ruedas más anchas, llantas de 17", y un sin fin de detalles que poco a poco vas descubriendo a medida que examinas el coche con detenimiento.

Así que Manolo, su dueño, nos abre la puerta y nos indica que nos metamos dentro... Y los asientos Recaro Speed de cuero negro nos esperan para abrazarnos como al hijo que vuelve a casa por Navidad, y nos entregan un pequeño volante de 3 radios que, como luego veremos, va a resultar muy necesario.

(Si esta foto sonara como iba sonando aquello, lo pondríais todo perdido.)

Giramos la llave pisando el embrague, y el enorme motor 3.8 despierta con un sonido agradable, bronco pero no estridente, y como siempre pasa en los motores de 6 cilindros en línea, siempre regular y muy lleno, casi orquestal. A cada insinuación del acelerador se abren las 6 mariposas del acelerador, suben las revoluciones y el motor entero se mueve excitado hacia un lado por un instante, el escape DTM resopla con mal genio, y vuelve todo a la calma en un suspiro...

Metemos primera moviendo su corta palanca hacia atrás, y emprendemos la marcha con tranquilidad. El coche sorprendentemente se mueve muy bien cuando circulas despacio, tiene unos bajos apabullantes pero lineales, y aunque su primera respuesta al rozar el acelerador es un poco brusca, es delicioso moverse con tranquilidad en este coche. La dirección funciona con rapidez, los frenos muerden, y vas cambiando de marcha con facilidad en torno a las 2.000 rpm como con cualquier coche "normal", sin notar ni un sólo achaque propio de la edad o de la preparación del coche. Nada parece levantar sospechas del tipo de salvajada que llevamos bajo el pedal...

Vamos tomando rotondas a ritmo creciente, de camino a una carretera de curvas abandonada de la mano de Dios, y el coche cada vez ofrece más confianza. Incluso demuestra que la respuesta del motor, aunque es bestial, se entrega de forma progresiva, y eso permite abrir gas en las curvas sin perder tracción (ayudado lógicamente por suspensión, diferencial, ruedas y demás parafernalia), cosa que nos facilita mucho mucho las cosas, y que no siempre se encuentra en coches que han duplicado su potencia.

Vemos la señal mítica de "sucesión de curvas" a la entrada del tramo, y bajamos una marcha. Con la caja "dogleg" no terminas de enterarte realmente qué marcha llevas y qué marcha metes cuando vas peligrósamente rápido, pero sin duda resulta muy práctico correr por la montaña con la 2ª y 3ª enfrentadas, pudiendo moverte entre ellas con un sólo empujón directo sin tener que hacer forma de escalón, quedando aislada la primera en un rincón, por aquello de que no la vamos a usar para lo que está hecho este coche... La solución ya la probamos en el Mercedes 190 2.3-16 (es la misma caja de cambios), y nos sigue pareciendo brillante.

Ahora con el pedal incrustado a fondo el motor empieza a bramar con agresividad, y se va volviendo más violento a medida que sube de vueltas de forma totalmente lineal. Llama la atención que un motor tan radical entregue la potencia con tanta precisión, porque parece que los caballos vayan incrementando uno a uno en cada revolución. Te imaginas una curva de potencia que asciende en línea totalmente recta, y para colmo, el pedal del acelerador responde siempre en la medida en que lo pisas, sin ningún recorrido vacío al final. Si lo pisas al 95% el motor acelera al 95%, y si decides pisar ese 5% que queda restante, el motor acelera todavía un poquito más. Esto, una vez más, facilita enormemente las cosas cuando se trata de ir rápido y tener control sobre el coche.

(Sólo un urbanista fuelwaster puede explicar el trazado de esta calle...)

Mientras todo esto sucede en tu cabeza y se te inunda el pecho de emociones, la recta se acaba, y nos espera una primera curva de 180º en bajada, con unas hermosas vistas... Clavamos los frenos a fondo, y aunque la mordida es excelente, se nota que le cuesta algo parar los 1.300 Kg de coche (aprox) a tanta velocidad, y estamos ya midiendo la trazada para salvar la situación a más velocidad de la que nos gustaría, y Manolo nos pregunta ¿Para qué frenas? ¡No frenes tanto que ahí pasabas de sobra!

A ver, evidentemente por esa curva no pasas en 3ª a fondo ni con ese coche ni con ninguno, pero es cierto que se podía ir mucho más rápido con este M3 de lo que pasamos nosotros, así que nos animamos a subir el ritmo considerablemente.

Nos da miedo ir deprisa por una carretera retorcida que no tiene cunetas (la franquean bloques de hormigón) con un coche del precio que pueda tener este artefacto (si un M3 e30 normalito cuesta unos 25 - 30.000 euros, imagina uno en perfecto estado con interiores de Sport-Evo y esta preparación...), y la sola imagen de las ruedas traseras revolviéndose nos pone los pelos de punta, así que iremos con bastante tiendo... Pero una vez más, el motor empuja con tanta progresividad que te permite ir acelerando poco a poco en mitad de la curva y salir de allí como un misil.

De hecho, el motor empuja con tanta fuerza, y te catapulta a tanta velocidad en tan pocos metros, que los frenos te saben a poco (a pesar de que realmente frenan bien), y cada final de recta o principio de curva se convierte en una necesidad de trazar "fino-fino" porque sueles llegar a más velocidad de la que esperabas, y sientes la imperiosa necesidad de abrir más la línea para que vaya suave y salvarte de un lechón espectacular... Y en realidad no es necesario: El eje delantero entra con precisión milimétrica (cero holguras), y el resto del coche obedece a las ruedas fielmente, así que ya desde el vértice ves que el tema funciona, que si aceleras tracciona sobradamente, y vas pisando gradualmente el pedal derecho en la misma medida que deshaces el giro del volante y una vez más te ves saliendo de una curva como un obús y abalanzándote sobre la siguiente.

Esta operación de susto inicial y final feliz se va repitiendo una y otra vez. Al final con la costumbre hasta te permites el lujo de prestar atención a otras cosas, como que las paredes de roca te van devolviendo amplificado el bramido del motor, o que en las grandes zonas abiertas todavía se escucha algo de eco del sonido de los escapes. Es un absoluto deleite para los sentidos, y mientras pasa el tiempo te vas identificando bastante con el comportamiento del coche, lo vas prediciendo un poco, y sin explotar ni mucho menos todo su potencial (a ver quién es el guapo que le pisa a fondo sin corte de inyección para averiguar cuánto es capaz de estirar...) te encuentras realmente a gusto corriendo con este M3 "ciclado".

El tramo termina, nos damos la vuelta, y dejamos el volante a Manolo para que nos "explique con hechos" y nos "ilustre con ejemplos" lo que sabemos que el coche es capaz de hacer. Es uno de los hombres con mejores manos que conocemos, tiene una enorme experiencia, y este coche en concreto lo tiene desde hace un montón de años. ¿Se puede superar la apuesta? Sí. Conoce esta carretera de montaña desde su infancia.

Vamos tranquilos mientras nos explica detalles del coche y trucos de esa carretera. Nos cuenta alguna anécdota de cuando casi no habíamos nacido, del trazado modificado por el que antiguamente transcurría un rallye, de las zonas donde se ve y de las zonas donde no se ve... Y en cuanto empieza la parte más técnica del tramo, el motor nos interrumpe con un rugido, nos callamos todos, y volvemos al ataque.

Pero ahora el ritmo es mayor, la confianza también, y a medida que Manolo tiene controlado el estado del suelo y de las ruedas, empieza a abrir gas felizmente con anticipación para redondear cada curva con una derrapada. No se trata de una derrapada gratuita, ojo, ni tampoco de algo que te haga ir más deprisa. Pero se saca una conclusión evidente de esas cruzadas: El coche no sólo pasa muy rápido por las curvas, sino que es predecible (Manolo va corrigiendo un poco con el volante y el coche va abriendo o cerrando el giro con mucha tranquilidad), y además cuando derrapa lo hace ganando cada vez más velocidad, el diferencial funciona a las mil maravillas, y nos permite ir haciendo un poco el oso pero manteniendo la eficacia y el avance efectivo del coche. Un alarde de eficacia y de control con todas las letras.

También es importante citar el tema del reparto de pesos: Es cierto que ahora el M3 lleva un motor mucho más grande y pesado, y que sobresale mucho por delante del eje delantero, pero es cierto que conduciendo el coche (despacio o deprisa, da igual) no se nota ningún atisbo de subviraje, y lo poco que notas de sobrepeso delante se agradece, y te da un mínimo margen de seguridad al límite, como nos ha comentado Manolo en otras ocasiones. Los que estáis pensando que este coche pierde la gracia por cargar tanto peso en el morro, os equivocáis. La eficacia es absoluta, y su comportamiento es estable y afinado como pocas veces encuentras en un coche con semejante preparación.

Cuando vas a más velocidad en pistas más abiertas, como hemos hecho otras veces con Manolo a los mandos, el empuje sigue siendo impresionante, si bien su caja de cambios se acaba quedando corta para el potencial del coche. De hecho no duda en afirmar que "le faltaría una 6ª para ir realmente rápido", y a nosotros se nos ponen los pelos de punta...

Ya de vuelta, en los últimos giros del tramo, el culete del BMW va deslizando sin miedo cerca de los pilones de hormigón que custodian los arcenes, y Manolo va abriendo y cerrando la trayectoria a placer moviendo con suavidad el volante y dosificando el acelerador. Es increíble la tranquilidad con que lo hace, y la obediencia que le rinde semejante bestia con ruedas. Sin duda esta visión es el recuerdo que me llevo de esta experiencia, más allá del haberlo probado y estrujado a placer como llevaba años soñando con hacer.

Ahora ya nos bajamos del M3, y tras tomar un café para comentar todo lo vivido y revisar las fotos, Manolo se aleja hacia su casa a ritmo tranquilo, mientras se va escuchando esa deliciosa mezcla de escape gordote y admisión refinada alejarse poco a poco. Ahora nos dirigimos a nuestros coches de siempre, el sueño ha terminado, y las carrozas se convierten en calabazas.