Prueba Suzuki Swift Sport

Pedíais una prueba de cochecillo diminuto y peleón, y os traemos uno que nos parece el más apetecible que se puede comprar hoy día en un concesionario a precio asequible: El Suzuki Swift Sport. Su relación calidad-precio es imbatible, su excusa como coche "razonable" es indiscutible, y sus dotes para pasar el rato haciendo giros de 90º como un energúmeno son más que notables. Pero hablando de un cochecillo de ya más de 1.000 Kg, con avances electrónicos, ruedas grandes, y demás modernidades, la pregunta es ¿Todavía sigue siendo algún pocket rocket o ya hemos enterrado el concepto definitivamente?

El Swift Sport es un coche que siempre me ha llamado la atención. Uno de mis mejores amigos y que casi me inició en este mundillo tenía un Swift GTi de los antiguos, con un rabioso 1.3 de 16v que subía de vueltas como un cohete y que con sus escasos 860 Kg y más de 100 cv era capaz de dar lecciones de humildad a diestro y siniestro sin ponerse colorado. Hace unos años sacaron el Swift Sport 1.6 de 125 cv, que hacía lo contrario que el resto de pepinillos del sector: En vez de entusiasmar sobre el papel y defraudar en el circuito, arrojaba unas cifras pobres en la ficha técnica, pero a sus mandos eras capaz de disfrutar como un enano. Además, Suzuki España hizo un enorme esfuerzo por la competición en este país, con sus copas Swift en rallyes de asfalto y otras iniciativas igualmente loables. Digamos que el cacharrillo dio bastante juego, y además se vendió bien durante los años que duró.

Hace algo más de un año el Suzuki Swift Sport renace con unas dimensiones un poco mayores, un diseño más agresivo, algo más de potencia, y un despliegue de equipamiento insólito en un coche de su precio (y segmento). El Swift Sport se hace mayor, ya tiene maravillas de la técnica como ESP, ABS con repartidor de frenada, 7 airbags, faros de xenón, control de crucero, mandos de cuero, llantas de 17" sobre neumáticos Continental SportContact3, y otras cosas que uno no espera encontrar en un coche que se suele quedar por debajo de 15.000 euros...

(Su estampa exterior a mí personalmente me gusta mucho, han sabido mantener la idea del modelo anterior, llena de personalidad, pero ahora más actual, más agresiva. Decir que un coche moderno es bonito por fuera empieza a ser complicado...)

Y claro, con este despliegue, uno debe pensar siempre en lo más importante de esta vida: ¿Se han cargado los valores de antaño? ¿Ha sucumbido Suzuki a la moda de convertir el formato GTI en un acabado deportivo y una estética agresiva con una mecánica sobreasistida y sin descaro ninguno? ¿Le prendo fuego al concesionario Suzuki y me compro un Swift GTi de los antiguos para ser feliz?

Relaja las tetas amigo. El Swift Sport sigue pesando en vacío 1.045 Kg escasos a pesar de todo lo que lleva. Además, tiene un 1.6 atmosférico con distribución variable y sus buenos 136 cv casi a 7.000 rpm con 160 Nm de par. Lo cual no dejan de ser cifras que bien podrían ser las de un pepinillo atómico de los años 90. Vamos a ver si hace lo mismo que su predecesor, y nos enamora cuando nos ponemos al volante.

(Interior sorprendente para un utilitario de precio tan contenido. El cuadro de mandos se aleja de las moderneces del diseño y de las complejidades que dificultan ver la información. De un vistazo vemos revoluciones y velocidad.)

Lo primero que notamos es el espacio interior, los acabados de calidad, el equipamiento... Estamos en un coche moderno, en uno de estos utilitarios que ya no parecen utilitarios. Antes en un coche pequeño te querías morir cuanto antes mejor, eran deliberadamente cutres porque eran baratos, tú lo sabías, ellos lo sabían, y te lo ibas a comprar igualmente porque era lo que había, y te jodes. Ahora te metes en un cochecillo de estos y parece que vas en una berlina, el techo es alto, el parabrisas está allí lejos, las puertas cierran con un "pum" sordo, y los ajustes de los plásticos, las telas y los cueros son bastante notables. Ok, si te fijas en los detalles te das cuenta de que estás en un Suzuki y no en un Mercedes CL500, pero a pesar de eso, la calidad se nota, y el espacio también. Esto me daría igual porque somos unos calcinados de la vida, si no fuera porque estamos hablando de la excusa que puede salvar un matrimonio o de lo que le vas a contar a tus padres cuando les pidas dinero para tu primer coche. Es importante que parezca una compra razonable, y el Swift Sport cumple con nota. ¡Coño si hasta mis padres me animaron hace un mes a comprarme uno cuando lo vimos a santo de otra cosa que no viene a cuento, para que dejara de conducir coches que se autodestruyen!

Giramos la llave, el coche hace algo de ruido porque le han hecho alguna modificación al escape, pero nada preocupante, suena bonito, discreto, suena áspero, crujiente. Y es probando el sonido con el pedal derecho cuando me doy cuenta de algo que no me gusta nada, y es propio de los coches modernos (casi ya sin excepción): La mariposa del acelerador es electrónica. Esa sensación de que no siempre responda igual cuando pisas el acelerador me pone de los nervios, y es una de las cosas que más me churruscaba de mi ex Clio Sport 197. Pero bueno, vamos al lío, y a ver qué tal se mueve...

Aceleramos con decisión en primera, vamos subiendo marchas, y vemos que la tecnología tiene su lado bueno (muy bueno) al hacer que el motor 1.6 empuje con bastante entereza tanto abajo como arriba, y aunque escasea de par motor, su distribución variable y su caja de 6 velocidades (más o menos cortas, en un equilibrio bastante majete) le permiten responder con alegría, cosa que con un pepinillo de los de antes no solía pasar a menos que llevara un motor 2.0 (locuras que se hacían en los 90, vamos dónde va a parar, si hoy con un 1.4 ya la gente se tira de los pelos porque es un motor enorme y que consume una barbaridad...).

El tacto de la dirección asistida me gusta, es rápida, es precisa, y parece que funciona bien (por cierto, me he quedado con la duda de si es variable o no). Los frenos parece que cumplen su función, y ahora mismo vamos por una carretera llana y recta a una velocidad que no sabríamos si es de 80 o de 180 kmh, porque no hay referencias cerca que te den sensación de velocidad. Miro el velocímetro y sigue todo bajo control...

Vamos a meternos en curvas, que es lo que lleváis esperando desde que he comenzado este tostón. Llegamos a la primera, frenamos con tiento y espacio suficiente y... oiga, parece que esto se sujeta bastante! La sensación es curiosa, el coche es más o menos alto, la posición de conducción es bastante de coche alto, y a pesar de eso el Swift balancea poquito en las curvas, pisa con decisión, y es capaz de sujetarse hasta una inercia lateral bastante aceptable. Aquí el calzado importa, y es que llevamos unas ruedas grandecitas en diámetro, (llanta 17") y 195 mm de anchura. No es una locura de ancho, pero es un buen calzado para un cacharrillo de 1.040 Kg y 136 cv. Lo cierto es que se nota que su chasis es moderno, se siente siempre aplomado, se nota que siempre pisa suficientemente bien, y lo combina con una buena agilidad cambiando de dirección rápidamente. Vamos a ver qué pasa si subimos el ritmo...

Pues vamos frenando más y más tarde, y el Swift Sport no parece quejarse... (tampoco los hemos sometido al maltrato de otras veces, es cierto) Entra en las curvas con obediencia y con control, parece bastante preciso, predecible, un poco al estilo de un coche más grande y de más nivel. Pero cuando entras desmanganillado en la curva y te pones a acelerar como un loco, o a buscarle las cosquillas, te das cuenta de que estás en un pepinillo deportivo, y comienza el terrorismo.

Su faceta gamberra está escondida, pero está. Si te vas animando a meterte en las curvas con decisión, a pasar a velocidad aceptable y salir con el pié a tabla, sin darte mucha cuenta empiezas a ir a ritmos de sembrar el mal en la ciudad, y eso hace que sonrías. Lo que antes no me gustaba de su excesiva electrónica y asistencias, cuando te metes en harina se convierte en una anécdota: El acelerador ahora reacciona con normalidad y contundencia (también nos hemos vuelto a acostumbrar a accionarlo de tal manera que haga lo que queremos...), la dirección es concreta, es directa, es rápida, y parece que todos los mandos se accionan correctamente para hacer lo que queremos. Y así es como yo entiendo que debe conducirse un cochecillo de este estilo.

Si pasas el límite se controla con algo de sencillez a pesar de que calza generoso, y notas bastante bien el apoyo del peso en cada una de sus ruedas, y cómo se carga o descarga de cada una cuando "ahuecas" el acelerador en los apoyos. Gracias a eso sabemos por dónde está la línea entre el bien y el mal...

No impresiona por sus prestaciones, el coche acelera bien, corre y tal, un poco mejor que la media de utilitarios y compactos al uso, pero no es su potencia la que va a dejar atónitos a los demás. Es su comportamiento alegre, picante, y de cochecillo de juguete el que te va a convencer. Ok, existen coches del mismo tamaño con más potencia y más eficacia, los Minis, los 208 GTi, los Fiesta ST, y otros tantos... pero se me hace raro, se me hace una categoría diferente, son mucho más caros, más potentes, llevan mucha más parafernalia tecnológica, y ahí si que parecen haber pedido casi del todo el descaro de la simplicidad, el lema de "no es cuanto corre, sino lo divertido que resulta". A medida que se van acercando a prestaciones serias y eficacia de deportivo respetable, se alejan de sus orígenes. Y eso es algo que Suzuki ha sabido respetar sin demasiado refinamiento: Marchas cortas, motor alegre pero sin demasiadas prestaciones, para que resulte fácil manejar a ese nivel la puesta a punto, la suspensión, los frenos, y resulte sencillo convertirlo en un juguete de diversión sin necesidad de ir a una velocidad de pisar cárcel.

(Los asientos sujetan bien para lo que son. Podrían ser más hardcore, por supuesto, pero bueno, para un utilitario de diario, y como dotación de serie, cumplen con nota)

Si volvemos al pasado, a los años 90, cuando los Clio 16v, Saxo VTS 16v, 206 GTI, Honda Civic EG5, Suzuki Swift GTi 1.3, y el resto de utilitarios peleones que iban un poco más allá de la pose y la marquita eran guerreros con los que dar sopas con ondas a grandes coches en carreteras de curvas, el planteamiento era parecido. Los utilitarios de antaño tenían los avances tecnológicos y el equipamiento puntero que debía tener un utilitario tope de gama en esa época, pero no se volvían locos tampoco intentando convertirlos en lo que no son. Eso sí, cuando había que apretar los dientes, ponían todos los inventos y tecnologías de los que disponían al servicio de la deportividad (es decir, que intentaban desplegar todas sus armas para dar sopas con ondas a quien pudieran). Este Swift entiendo que hace lo mismo, que es víctima de su tiempo y tiene que llevar ciertas comodidades para que la gente moderna no vomite cuando se suban a un coche que no tenga artefactos que no saben qué hacen, pero que quieren saber que están ahí. Pero no por eso pierde el norte y trata de ser un coche de altísimos vuelos que no puede ser, no se disfraza de otra cosa, quiere seguir siendo un pepinillo a la antigua, pero hoy en día, razonable, económico de mantener, práctico, espacioso, agradable, y que cuando se conduzca cogido por el cuello, responda con la diversión y el descaro que se espera de un coche de este tipo.

¿Pegas? Se le pueden poner muchas si lo miras con malos ojos. El coche tiene 136 cv, en banco de potencia esta unidad (estando de serie) ha rendido bien por encima de 140 cv, pero no deja de ser un motorcillo de esas cifras, con poco par, y que corre poquito según con qué lo compares. No vas a impresionar a nadie acelerando en línea recta, tenlo claro. También calza demasiada rueda, a mí me da la sensación de que este coche con ruedas más pequeñas tiene que multiplicar la diversión. Es más, en el anterior Swift Sport de la copa llevaba llantas pequeñas (15 creo recordar) frente a las 17 de la versión de calle... Pero también es un coche con una carrocería de caja grande, con grandes pasos de rueda, y si le calzas unas ruedas pequeñas parece un sombrerito que se mueve y hace ruido. Definitivamente, cambio de opinión, me lo quedo con llantas pequeñas y una mayor sonrisa de satisfacción cada vez que llego al trabajo sembrando el mal a mi paso. Eso quiero esencialmente.

(Me han preguntado varios amigos si esta foto terminó en trompo. No hubo trompo. Terminó con el morro del coche justo detenido tocando las rodillas del fotógrafo)

En definitiva, pienso que hay que ver este coche desde dos posibles puntos de vista: Como uno de los últimos pepinillos a la antigua usanza que no valían una millonada y divertían notablemente con unas prestaciones buenas pero no espectaculares; o bien como la excusa perfecta de comprarse un coche divertido y peleón pero que a los ojos de todo el mundo es razonable: Es moderno, es barato, está bien equipado (tiene de todo), y aunque es pequeño por fuera resulta práctico y espacioso por dentro. ¿Necesitas más excusas para ponerte a mirar uno y que dejen de decir en tu casa que sólo tienes chatarras y necesitas un coche más nuevo?