La Arruga es Bella

En un mundo en el que cada vez es más común que la gente acceda a coches deportivos de cierto nivel y donde el postureo de "tengo un coche radical y eso me hace más duro que el acero" abunda cada vez más, se hace complicado tener un coche que te identifique como quemado auténtico y sin contemplaciones. Por eso empieza a ganar fuerza el estilo destroyer en coches infames, señas de destrucción, heridas de guerra, y una apariencia de aparato destrozado que esconde mucha preparación, algo que grita "no tengo nada que perder", algo que debes temer. Pero... ¿Es oro todo lo que reluce? o mejor dicho, ¿Es óxido todo lo que corroe?

Para ponerle un nombre a esta entrada, se me hacía graciosa la vieja expresión del mundo de la moda que resume el look descuidado de algunas tendencias. "La arruga es bella", lema que proclama que hay belleza y dignidad al margen de la perfección, del planchado, de la limpieza y pureza de líneas. Que no sólo lo que luce impecable es digno de alabanza. Y esto es justo lo que está pasando en el mundo de los coches deportivos.

Como anunciaba en la entradilla, abundan tanto los deportivos decentes que conduce gente igual que si llevara un monovolumen, como los deportivos preparados de postureo, que anuncian una estética guerrera y radical, y en realidad nada de nada, porque o bien sólo llevan piezas para aparentar, o bien llevan una preparación decente pero sus dueños no quieren más que lucir pose y dárselas de pilotos. Ante ambas actitudes no pongo pega ninguna, porque como siempre he defendido, cada uno hace lo que le da la gana con su coche, y si uno quiere comprarse un Gallardo para ir a las discotecas a ligar y no sabe ni trazar una mísera curva, es cosa suya, y me parece fenomenal. Lo mismo que si uno quiere inflarse a ponerle a su coche de 90 cv un montón de falsos accesorios de circuito, con el enganche de remolque de pega, refuerzos inexistentes, y pegatinas de circuitos donde uno no ha rodado, me parece fenomenal, que haga lo que quiera con su coche y su dinero!

(Ves por el retrovisor este Supra silbando, y te invade la sensación de que o te apartas o lo mismo te llevas un viaje...)

Pero ante este panorama desolador, mucha gente que realmente quiere destacar y conducir un coche que le delate como auténtico quemado y sembrador del mal, y que efectivamente sirva para conducir en condiciones y disfrutar de la conducción espirituosa, recurren al socorrido look destroyer, que parece va ganando adeptos a todos los niveles.

Porque ya lo explicamos cuando hablamos de los E36, pero lo mismo aplica a muchos otros coches similares: Cuando la gente normal ve llegar un deportivo destrozado, piensa lo peor, pero cuando ven que lo conduce una persona normal (incluso respetable!), que no viene de atracar una farmacia, se dan cuenta de que no conduces esa chatarra por necesidad, sino porque quieres. Y como tú molas, a ellos tu coche les empieza a resultar molón de una forma que aún no comprenden. ESA es la esencia de lo que queremos explicar.

(Las aletas están sobrevaloradas)

Y esto se reproduce a todos los niveles, desde el que lleva un Golf GTi antiguo que parece que acaba de ser rescatado de un barco hundido, y en realidad lleva una preparación que te haces pis, hasta el coleccionista de cierto nivel, que decide distinguirse y hacerse notar con un aparato del infierno que por fuera creerías que viene un destruction derby, y por dentro lleva una preparación y una artesanía que te va dar sopas con ondas sí o sí. 

Porque no se trata de hacerse un coche "rat-style", o de darle golpes porque sí. Se trata de que el coche tenga inconfundibles marcas de correr, heridas de guerra que cuentan una historia real, que hablan de cruzadas infinitas, de apuradas contra el guardarraíl, de chinazos a velocidades infames, de paragolpes que ya pasas de reparar por sexta vez y por eso lo sujetas con bridas, de cunetas que te han dejado arrasado el front lip y por eso ya lo pones de goma y con remaches, de pasos de rueda que hace tiempo desaparecieron al reventar un neumático y seguir rodando hasta boxes, o que rozaban con las ruedas al apoyar fuerte en las enlazadas. Hablan de que tu coche se usa para correr, sin contemplaciones, y no ocultas que bajo esa colección de "recuerdos" de otras aventuras, llevas una suspensión roscada de nivel, unas llantas buenas, un motor guerrero, un interior con lo imprescindible para correr, y unas gomas que todos saben que no llegarán al próximo fin de semana.

Aquí no hay sitio al detailing, a la cera, a los embellecedores, ni al tapicero. O bien tienes un coche (o varios) más bonitos de los que cuidar con mimo, o bien directamente pasas de todo eso y tienes este coche porque lo usas para lo que está y punto. De eso estamos hablando aquí.

¿Ejemplos? Bueno hemos dado alguno, pero si quieres más ideas, es muy sencillo: Busca coches en tierra de nadie, que ni son recientes ni llegan a ser clásicos, pero que tienen un carácter deportivo de pura cepa, y pueden correr con decencia. Coches desheredados por los aficionados comunes, con más o menos nivel, y más o menos reconocimiento, desde los E36 (que cada día se ven más en manos de enfermos) y E30, hasta los 944 Turbo, pasando por Golf GTi mk2, Hondas pequeños con motores de verdad, Audis gordos de los 80-90, Supras 3.0 Turbo Mk3, y un sinfín de ideas que muchas veces hemos comentado. 

Pero claro, aquí corremos el riesgo de que los posturitas invadan también estos lares con coches que pretenden parecer máquinas de guerra, pero en realidad son pura pose. Y es aquí donde sólo el ojo experto va a saber distinguir. Porque en este look destroyer es realmente fácil conseguir cosas sin dinero y sin hacer nada de nada. Porque las piezas serias van escondidas, y lo que se ve por fuera se reduce a una suspensión rebajada, unas llantas buenas pero curradas, y una carrocería castigada. Esto puede dar pie a una legión de posturitas que se dediquen a simular que su coche ha sido usado para sembrar el mal, y que está listo para la acción, y que cuenta un montón de historias legendarias, pero que a la hora de la verdad, nada de nada. Y aunque sigo defendiendo que cada uno haga lo que quiera con su coche, es justo reconocer que hacer que tu coche cuente historias que son mentira, para aparentar lo que no somos (ni coche ni conductor), es mentir, y está muy feo. Pero como hablamos de la diferencia entre gente que "te lo explica" y gente que en realidad "no te lo explica", no va a llegar muy lejos la cosa hasta que se vea a la claras dónde hay siembra de mal y dónde no.

Nosotros hemos llevado durante bastantes meses un 325i E36 rojo en modo destroyer, pero más que por gusto, lo hicimos por necesidad: Una suspensión roscada, unas llantas BBS, un diferencial soldado y un escape que parece sacado del infierno, acompañando a su destrozadísimo interior y su preciosa carrocería, con varios tonos de rojo diferentes, molduras arrancadas por gomas que han explotado (y que hemos disimulado con cinta americana negra o incluso con pintura), una aleta blanca durante unas semanas, y el capot entero lijado para pintar, pero sin pintar. El coche tirado al suelo con las llantacas asomando por las aletas, su sonido, y su carrocería arrasada parecían gritar "apártate de mi camino, no tengo nada que perder". Y por descontado, era especialmente delicioso cuando algún infeliz te tocaba las narices, bajabas una marcha o dos, y se lo explicabas. Lo malo es que si te acercas a menos de 500 metros de un control policial, sabes que tienes toooodas las papeletas para que te toque el premio gordo, y el día que me hicieron aparcar en la calle para registrarme, y tuve que aparcar marcha atrás con el diferencial soldado y las ruedas escarbando en el suelo, me miraban con una cara que era un poema...

Además, el look destroyer da tanto de sí, y es tan contradictorio, que permite múltiples interpretaciones y mensajes descarados. El primero es el más evidente, "yo uso este coche para correr hasta el final y no lo arreglo porque se va a volver a estropear". Pero de ahí se derivan más cosas bonitas que casi siempre van a contracorriente de lo que se suele decir en estos tiempos de buenismo absurdo: "Como verás por mi aspecto no soy un guarro, pero mi coche sí lo es, imagínate por qué"; o mi preferido, "no tengo nada que perder con este coche, tú verás lo que haces". Y ya dependiendo de el nivel de cada uno, podemos encontrar un canto a la diversión en toda regla, con un "llevo este coche arrasado que en realidad es una obra maestra de la artesanía mecánica y corre que no te lo crees, porque tengo otros más caros, más bonitos y más discretos en casa", o el festival del humor que produce el "llevo detrás la silla del niño en este coche infernal porque le voy a enseñar cosas importantes hoy". Cada coche, cada destrozo y cada conductor producen una combinación única que parece querer decir algo distinto, y parece que siempre está relacionado con correr sin contemplaciones, con tramos, con circuitos, y con hazañas épicas. 

(Sí, lo estás mirando y ya te lo confirmamos nosotros: Ni el coche lleva pasos de rueda, ni el copiloto lleva camiseta)

Y es que el disfrutar de la perfección de un deportivo o un clásico que parece mejor que nuevo no está reñido con tener otro para sembrar el terror totalmente arrasado por las circunstancias del correr. De hecho son los dos extremos más claros de una misma afición por los coches, el tener un coche impoluto al que no puedes exprimir porque a la mínima se deteriora algo que te ha costado muy caro, y el tener un coche que por fuera da jodido asco pero porque no se usa más que para correr con todas sus consecuencias, y esas consecuencias son las que se aprecian a simple vista en un desolador panorama de cinta americana, bridas, arañazos y chapa descuadrada.

Nosotros somos un poco de esos, de los que no hacen ascos a ninguno de los dos extremos. Tenemos nuestra joyita o joyitas a las que procuramos mimar con esmero (sin caer en la enfermedad mental, que tampoco es bueno), y los hijos malditos a los que te gusta ver manchados de correr y jugar en el parque con las rodillas peladas. 

Porque al igual que pasa en el mundo de la moda, del arte, de la música, y de la cocina, en los coches deportivos también cabe apreciar el estilo desarreglado, porque en según qué casos, "la arruga es bella".