Prueba BMW 635 CSI

Viendo el éxito que tienen las pruebas de coches clásicos, hoy os traemos un Gran Turismo de antaño, un BMW 635 CSI con su motoraco de 6 cilindros y alto cubicaje, su carrocería de líneas afiladas y agresivas, y un interior lujoso que hacía las delicias de la jet set ochentera. Pero eso ha sido hace ya muchos años. ¿Cómo ha envejecido este aparato del lujo y del placer de conducir?

(Esta vez no teníamos cámara decente, no hay fotos ampliables... Sorry.)

Ante mi encuentro un BMW 635CSI de la primera hornada, blanco, de estricta serie, con las diminutas llantas (14 pulgadas), sus neumáticos de perfil 70, y hasta su radiocassette con cintas de clásicos del pop (de la que luego hablaremos). Su estampa resulta contradictoria, por un lado impresiona con ese largo y afilado morro, ese frontal agresivo de tirburón que te mira amenazante, y ese interminable capot que esconde un motor de 6 cilindros y 3,5 litros de cilindrada con más de 200 cv. Pero por otro lado, todo de serie, con la dotación de aquella época, sus ruedas diminutas, de perfiles altísimos y offset escondido dentro de las aletas, su suspensión alta, y otros rasgos que no han envejecido tan bien, dan la impresión de domesticar a la bestia que promete lo demás, es como si le cortaran la melena. Lo que es indudable es que el 635 mantiene intacta su clase, su elegancia, y su calidad por los cuatro costados.

Abrimos la puerta, y nos encontramos en una atmósfera indudablemente de lujo retro. Al principio te da sensación de sobriedad, por la escasez de lindezas que te adornen la vista, pero si te pones en situación, en lo que solía llevar un coche de los años 80, con apenas 3 botones en alguna parte, el 635csi parece una nave espacial. Lleva un clima con unas ruletas enorrrrmes que accionan un montón de opciones diferentes para que salga el aire (o no), cómo, y por dónde. Todos los carteles están en alemán. A la izquierda encontramos una especie de panel de luces al estilo "ordenador de abordo", que con un enorme botón que reza "Test" se rodea de testigos individuales con luz y un letrero debajo que dice cosas en alemán como "Waschwasser" o "Rucklicht". Hay cuero, hay un volante enorme, unos mandos enormes, unos pedales enormes, y una palanca de cambios enorme. Y mucho espacio por todas partes. Se respira un aire a lujo desfasado, casi diría que "decadente" que me encanta, te envuelve, y te anima a girar la llave y salir a conducir.

Y eso hacemos. Arrancamos, y con un sonido de motor gordote de 6 pucheros vemos los relojes del cuadro cobrar vida con un nerviosismo propio de los indicadores de antaño. Meto primera con un movimiento decidido de su larguísima palanca, voy soltando el embrague y el fabuloso GT comienza a avanzar con su puntiagudo morro enfilando el camino deseado.

Todo se revela suave, confortable, con una conducción de guante blanco. Pero cuando digo "suave" no quiero decir "cómodo" (aunque también lo es). Porque accionar sus mandos es muy distinto al mínimo ejercicio que hacemos en coches recientes: El volante tiene unas 45 vueltas entre topes, y la palanca de cambios unos recorridos que, literalmente, no te los crees. Estoy hablando de que para pasar de segunda a tercera tienes que coger la palanca desde bien atrás moviendo el codo, y empujarla hacia adelante hasta extender el codo... y terminar empujando con el hombro el ultimo recorrido de tu brazo. De hecho en este ejercicio conseguí meter la cassette que asomaba de la radio y accionar el equipo de música (no es coña). Entonces una antenita telescópica emerge de la aleta delantera ante tus ojos, y empiezan a sonar unos temazos rarísimos de techno-pop rancio, cuando un sintetizador que hacía "pip-pip-pop... pop" al ritmo 6x4 era lo más, el colmo de la modernidad. Y entonces nos miramos, nos empieza a entrar la risa tonta, y todo comienza a molar muchísimo.

Salimos a autopista a golpe de techno-pop casposísimo con las gafas de sol puestas, y continúa la experiencia retro-progre: Bajas una marcha con otro ejercicio de estiramiento de brazo y hombro, pisas el acelerador a tabla, y sin un empuje que pueda impresionar a nadie hoy en día, el motor empieza a acelerar con un sonido burbujeante y redondo, contundente, mientras el morro se levanta ligeramente y comienza a avanzar metros y más metros, adelantando cada vez a más coches... y oye, que al final llevas un coche de más de 1.400 Kg con ruedas de chiste, y una dirección que no te va a salvar de ningún apuro... Pero desde luego queda comprobado que el 635 csi, para aquellos maravillosos años, empuja con autoridad y permite alcanzar velocidades muy respetables...

(Momento en el que despegas el hombro del respaldo para meter tercera con el brazo estirado, hasta meter los nudillos en la radio. Obsérvese en la foto que tampoco es porque yo conduzca separado del volante para nada.)

Pero seamos realistas: El BMW 635CSI no es un coche deportivo de verdad en sentido radical, es un coche burgués con aspiraciones de Gran Turismo, es decir, un coche grande y lujoso que permita moverse a gran velocidad con mucho estilo. Por eso, la dirección no es todo lo precisa que podría ser un coche de este nivel, ni la suspensión es firme como para enlazar curvas sin temer por tu vida (luego hablaremos de esto), las marchas son muy largas, y el motor se antoja un poco flojo para la respuesta que esperas en un BMW coupé de cierta casta (también es debido al cambio y por el peso de coche. Este mismo motor lo hemos probado injertado en un E30, y aquello salía volando). Son todo aspectos que se pueden mejorar con piezas aftermarket, pero que revelan con qué idea se concibió este GT. También resulta importante mencionar que la primera serie del 635 es muy distinta a la segunda, donde los cambios mecánicos son mucho más profundos de lo que revela su estética desde fuera...

Y tras una primera sección de autopista al estilo alemán (exacto, si vas en un BMW alemán de esos años, a golpe de techno-pop, escuchando una canción de Kraftwerk, de un disco suyo que encima se llama Autobahn, pronto atas cabos y terminas conduciendo en alemán), ahora nos dirigimos a una carretera más apartada del mundanal ruido, donde conducir un poco estos casi 1.500 Kg de lujo retro:

(De lado siempre se viaja mejor. Ponle unos limpias a las ventanillas y listo.)

Cuando sales a carreteras secundarias la cosa toma otro carácter. Los apoyos de la suspensión son bastante largos, pero al final el coche apoya, se asienta, y se mueve con estabilidad y bastante precisión. No tardas el cogerle el ritmo al coche, y si tienes en cuenta que las dimensiones son generosas, y que manejas el peso que manejas, te puedes mover con mucha agilidad de lado a lado sin problemas (una pena las ruedas, que podrían tener una medida decente para un coche así, y facilitarle las cosas definitivamente), meterlo por su sitio, salir acelerando con fuerza, y no encontrar excesivos problemas de tracción, de estabilidad o de subviraje. El diferencial es abierto, por lo que cuando aquello pierde rueda metes un poquito de contravolante (muy poco) y en menos de un segundo vuelve por sus fueros sin poder aguantar de lado mucho más, escarbando bastante, pero sin dar guerra en absoluto.

La experiencia divertida de este escenario consiste en comprobar que el dominguero que te precede está pensando exactamente lo que crees que piensa cuando tú aceleras a fondo: Ve por el espejo un coche viejo con un frontal muy agresivo que cuando acelera a fondo suena a drama y levanta el morro abalanzándose sobre él. Y sabes que es cierto que eso mismo pasa dentro de su cabeza, porque suelen dejarte paso sin oponer resistencia, y desde unos cuantos metros antes de acercarte. Y claro, ¿qué puedes hacer sino? Si vas conduciendo el coche que tu padre quería de joven, escuchando una mierda de cassette que va dando tumbos entre lo peor de Alaska y los coletazos más bochornosos del pop eletrónico de la Europa Oriental... ¡Eres una víctima de la situación! Tienes una emergencia de conducir a alguna parte, parar en una cuneta a comprar melones y volver a casa pensando que de algún modo (que nadie comprende y tú tampoco), lo que haces tiene un punto de sofisticación y modernez.

Y coronada la cumbre, deshacemos la ruta de bajada por el mismo camino, pero ya sin intentar hacer el mejor tiempo del tramo, porque no vale la pena realmente. Vamos a aprovechar para disfrutar de la conducción ligera y alegre del 635 csi, gozando de su elegancia y su confort, de su atmósfera decadente y de sus placeres exquisitos.

Empieza a hacer frío, y tratamos de traducir libremente (es decir, lo que me da la gana que diga) los mandos del clima. No sabemos realmente qué significa nada, y acabamos consiguiendo que por arriba salga aire frío y por abajo aire caliente, así que subimos la música y nos zambullimos ya de cabeza en nuestra propia experiencia estúpida y llena de cosas que no comprendemos, enfilamos la autopista y emprendemos la vuelta.

(Lüfter. Oben. Unter. Luftung. Claro que sí joder, ponlo en Oben.)

Es hora de regresar, y lo hacemos por una autovía despejada donde llanear tranquilos, ordenando un poco en la cabeza lo que nos ha parecido este aparato de otra época. Nos gusta volver tranquilos conduciendo el coche de regreso mientras pensamos en voz alta sobre lo que hemos vivido con el coche que acabamos de probar, por si nos dejamos algo y necesitamos comprobarlo antes de devolverlo. Y es justo en este proceso cuando hemos descubierto algo en lo que realmente el 635 CSI es bueno, buenísimo: En devorar kilómetros por carretera sin apenas darte cuenta, pensando en tus tonterías. Vas disfrutando, vas pensando, y si tienes algún "problema" hundes el pedal derecho y dejas que sus 6 pucheros te alejen del peligro. De hecho mientras comentamos si el coche cruza bien o mal, si es tan barcaza como parece, y otras historietas, se me escapa un "tío con este coche ahora mismo me iría a Rusia y volvería, del tirón, sólo necesito parar a repostar y comprar unos bollos". Y no es que seas capaz de hacerlo, es que te apetece!! Yo quiero esto para volver a casa después del trabajo cada día, conducir tranquilo disfrutando de la vida, mirar con desprecio al resto del mundo, y perderme en mis pensamientos como si ya estuviera en casa realmente...

(70 litros de depósito. De cuando echabas 2.000 pelas y lo llenabas)

En definitiva, tal y como lo hemos probado nosotros (de serie) y siendo la versión "pre" que es bastante menos sofisticada mecánicamente que la versión posterior, nos ha parecido un coche para ir cómodos, ir molando, y disfrutar de la vida, pero no para conducir al ataque. Es pesado (para lo que viene siendo, cuando las berlinas apenas rondaban la tonelada), es blando, es alto, y es perezoso. Pero ojo, porque si tienes que salirte de la autovía y hacer unas curvas necesarias por cualquier motivo, no es ningún suplicio tampoco, se ve que tiene maneras detrás de esa puesta a punto burguesa, y que hay potencial. No es para nada impreciso, y aunque hemos dicho que es un poco perezoso de reacciones, no deja de tener nervio si se lo pides. Eso sí, si pretendes un poco de emoción, ya estás tardando en calzarlo como es debido, ponerle una suspensión para hombres, y un volante más normal. Con eso SEGURO que gana muchísimos puntos, y sin renunciar del todo a su faceta lujosa y viajera, potencias el lado "driver" del coche, haces desaparecer la sensación de peso excesivo, avivas las reacciones, y empiezas a pasarlo bastante mejor. Porque las pegas antes citadas no son del coche en sí, ni de su chasis, sino de su puesta a punto. Si quieres un coche de postureo, el 635 CSI también es el coche de tus sueños: Tíralo al suelo, ponle unas llantas con garganta que asomen al borde de la aleta, píntalo de negro, y pasate una mañana haciendo que los cromados brillen bien. Te aseguro que vas a molar bastante más que tu vecino.

(Que si quieres hacer el gamberro, no deja de ser un BMW, no nos olvidemos...)

Yo me compraría uno como tercer coche, lo dejaría medio molón y medio "conducible", y me iría de viaje a ninguna parte. Te aseguro que iba a ser el huésped más elegante y más auténtico de cada sitio donde parara.