Coches que no corren

Coches malditos, que no tienen la aprobación de la comunidad racing como aparato para correr. Esos coches que la gente desprecia porque son la versión menos buena, porque no son rápidos, porque no gustan... Y un día resulta que uno de esos coches que no corren te da sopas con ondas. Extraños fenómenos que vamos a exponer...

A priori, lo cierto es que uno corre mejor con un coche que está montado para correr. Pero esa actitud (correcta) nos lleva al error de pensar lo contrario: Que un coche que en teoría no está tan bien pensado para correr nunca podrá vencernos. Y no hablo de los típicos "sleepers" que están ya más vistos que el tebeo, no, hablo de coches que parece que no corren, y que efectivamente no corren, que no ocultan sus vergüenzas.

Porque se nos llena la boca (a nosotros los primeros) diciendo que "ese no es el bueno, el bueno es la versión tal", o "ese tipo de coches no sirven para correr, porque no hacen esto y lo otro", y tarde o temprano llega el día que un tío con buenas manos te mete un repaso en uno de esos coches que no sirven para correr, mientras tú llevas un auténtico aparato de piloto consumado.

(Nos gustan los Audis de esta época, pero justo el atmosférico y delantera... hmmm no, no es la versión que nos gusta, y decimos que no sirve para correr.)

Y es que tal vez no sea tan importante que nuestro coche sea un pepino, como que sepamos aprovechar bien lo que nos traemos entre manos. Y de manos va este juego. 

Yo iba un día tan contento con mi Clio RS 197, surcando las curvas rápidas de una conocida carretera secundaria cuando un Mercedes E 320 me dio un repaso antológico: Frenaba más tarde que yo, se lanzaba en las curvas más rápido que yo, y salía acelerando antes que yo. Y es más que evidente que un Mercedes Clase E no es un coche superior a un Clio RS en una carretera secundaria (bueno, íbamos bastante rápido, no era un tramo retorcido), pero es evidente que tenía mejores manos que yo, que conocía la carretera mejor que yo, y que no hay mayor discusión al respecto (y que probablemente, el Clase E, después de todo, no es tan mal coche...).

Otros en cambio se te arriman con un desastroso Clio 1.2 de primera generación, y por los mismos motivos te dan sopas con ondas en los sitios donde tu super potencia no sirve para defenderte de coches menores, y donde no tienes escapatoria ante alguien que conduce mejor que tú, y que sabe bien por dónde va.

(Clio 1.2. No hay más que explicar.)

Colección de tópicos: Los delanteras muy potentes subviran, los VAG no giran, los porsches llevan el reparto de pesos que les sale de los huevos, los 4x4 con Haldex no son 4x4 de verdad, las versiones cabrio son para ir de paseo, y los coches de abuelo son barcas y no corren. Pero luego un día vas a un circuito a correr con tu super maquinote que todo el mundo dice que es muy "auténtico", y un tío en un coche de estos que no sirven te pone en tu sitio. ¿Qué ha pasado? Pues que ni las cosas son como pensamos, ni la teoría es tan importante a determinados niveles, ni lo más importante es lo que pensamos sobre algunos detalles, que no son más que eso: detalles.

Se nos llena la boca hablando de sandeces sobre el reparto de pesos perfecto y luego coches que llevan el peso perfectamente mal repartido hacen tiempazos, y son coches realmente rápidos. Nos morimos de gusto leyendo las maravillas de la alta ingeniería sobre el refinamiento de determinados modelos deportivos, y su bajo centro de gravedad, y luego un coche que pesa dos toneladas y es enorme hace el mismo tiempo que un piloto con un M3. ¿Todo esto qué significa? ¿Hacer un coche bien hecho no sirve de nada? ¿Realmente las buenas manos superan con tanta holgura a la capacidad de un coche bien o mal hecho? Hay más cosas en juego.

(Nueva moda de los todoterrenos de 600 cv con tiempos de vuelta escandalosos en Nurburgring. No sirven para nada absolutamente, pero cada día hay más. Y es obvio que corren más que nuestros bienamados M3, 370Z, Porsches varios...)

A veces no podemos perder de vista que un coche que desechamos porque no hace bien unas cosas, hace tan bien las demás cosas que suple con diferencia sus carencias. Yo he visto a gente en circuito hacer tiempazos de escándalo pasando por las curvas más despacio que yo, porque cuando viene media recta abren gas a fondo, y aquello nos pasa a todos por encima, cuesta arriba, y donde quieras. Hay coches que, del mismo modo, subviran como auténticos campeones, y piensas que no pueden ir rápido así, y suplen su falta de finura con un motor enorme que les hace recuperar el tiempo. Hay coches que no prometen nada, pero que son predecibles y enormemente ligeros, y en manos de un experto pueden ir más rápido que tú, con un coche mucho más puntero. Hay coches que están deliberadamente mal diseñados, y sus ingenieros son capaces de montar componentes muy buenos y hacer una puesta a punto tan afinada, que el coche va rápido. Hay veces que una simple tracción integral con mil sistemas electrónicos hace que un coche pesadísimo y super barca sea capaz de traccionar siempre y pasar por las curvas mejor que nadie, y recuperar el tiempo perdido. Hay mil salvedades, mil especialidades, mil detalles, mil cosas a tener en cuenta. Y por supuesto, por encima de todas ellas, está tener muy buenas manos.

Existen, por supuesto, otras explicaciones lógicas a estas apariciones paranormales. Me he encontrado con un tío que corría rallyes regionales los fines de semana con un Grupo A, y entre semana se movía con una chatarrilla por la sierra de Madrid (vive allí), y te puedes imaginar cómo iba el jodío. También te puedes encontrar con un quemado que tiene media docena de coches super punteros, pero ese día justo cogió el Tigra de su hermana, y se encontró contigo. Otras veces se trata de alguien que hace treinta y tres veces a la semana el recorrido por el que vas, y te va a dar sopas con ondas aunque él vaya en patinete y tú con un Nissan GTR. También hay gente muy cuca y muy lista, que sabe tirarte de las orejas en un sitio en concreto donde saben que su coche brilla con especial fuerza, porque saben que en lo demás no da mucho de si, y tienes la mala suerte de pasar por allí en ese momento... Otros, simplemente, o su coche corre más y mejor de lo que te imaginabas, o efectivamente tienen muchas muchas manos que tú, y no queda otra que quitarse el sombrero. Y si se suman las dos cosas, lo mejor es que te bajes los pantalones, y te inclines ofreciendo el recto.

(Los 90. Aquella década en que había un segmento de pequeños coupés que no corrían, que pesaban más que los utilitarios de los que derivaban, y que pasaron al olvido sin pena ni gloria. Opel Tigra, Toyota Paseo, Ford Puma...)

Por eso hoy venía a reflexionar sobre si realmente es tan importante tener un coche con renombre, o si somos más bien temerarios cuando tiramos de prejuicios sobre el coche que lleva cada uno. Y yo me apunto el primero en hacer autocrítica, por supuesto, que yo siempre he sido de los que piensan que las mil teorías gilipollescas hacen mejor o peor a un coche, y me he comido mis palabras cien veces cuando me han demostrado que me equivocaba. Lo importante es ir bien, rápido y con seguridad, disfrutar, y ser capaz de ir rápido con cualquier cacharro que te pongan delante. Y lo demás es hablar por hablar.

¿No?