Las cosas son lo que son...

...y no lo que uno dice que sean. Vamos a comenzar el año poniendo un poco de orden en un mundo que cada vez tiene menos sentido, denominaciones comerciales absurdas, conceptos imposibles, y opiniones de prensa inverosímiles. Y de regalo, dos experimentos gilipollescos de los nuestros para ilustrar los ejemplos.

(¿Por qué comienzo esta entrada con una foto de un Lamborghini LM002? Pronto lo sabrás...)

No solemos hablar de los coches de actualidad, porque no son plato de buen gusto para el quemado medio, producen poco o nulo interés, y además de eso ya se encarga la prensa convencional para recordarnos que todos los coches actuales sin excepción son muy económicos, muy prácticos, muy cómodos y con tintes deportivos, por imposible que parezca. En cambio esta otra tendencia que hoy nos ocupa se mantiene en auge desde ya unos 10 años, está alcanzando cotas absurdas hoy en día, y también afecta a coches que uno ya puede comprar de segunda mano por la quinta parte de su valor original.

Que el marketing pretenda abusar de las palabras atractivas para aumentar las ventas no es nada nuevo. Vender coches como "sport" que no son para nada deportivos es más viejo que el mismo sol, y eso de poner tres notas de color que "masmolan" en un coche regular para darle un aire racing y que parezca molón también viene de muy lejos. Pero el sinsentido pocas veces triunfó tanto como hoy en día en esto de llamar a las cosas por su nombre.

Y es que los fabricantes, y la gente encargada de vender los coches nuevos, celebra con alegría la facilidad con la que hoy puedes decir que un coche es cualquier cosa menos lo que es, y la facilidad con la que el público, la prensa y todos en general se traga lo que sea. Y parece que a todos se nos ha olvidado que las cosas son lo que son, y no lo que nosotros decimos que son. Y como las palabras ya carecen de sentido por sí mismas, y sólo tienen el valor que les queramos dar, o inventarnos conceptos imposibles, de repente mi mundo se viene abajo. ¿Tú te imaginas un coche de un color "clarito oscuro", o que es "largo y sin embargo corto"? Pues estamos a un paso de eso.

Hoy todos los coches que queramos imaginar se pueden llamar coupé. ¿Por qué? Porque ahora pretenden hacernos creer que la palabra "coupé" se refiere a un diseño con aires deportivos, y que se trate de un jodido todoterreno de 2 toneladas más alto que un pino gallego da igual, o una ranchera de 5 puertas... da igual, si es así un poco afilado o con pinta de bruto es un coupé, y todos tan contentos! 

Esto es como si vas a un restaurante, pides un chuletón y te traen un plato con una pasta vegetal marrón. 

- Oiga, esto no es un chuletón, esto es una crema que le han dado forma de filete. 

- No, mire caballero, es que es una crema de boletus y judías verdes, pero como puede ver por su forma es un chuletón, el concepto de chuletón hoy en día no quiere decir que tenga que ser de carne, hay chuletones de lo que queramos moldear, si quiere le traigo uno de patata roja... 

- Entiendo... Me gusta su idea.

(Nuestro mítico "Thunder Bacon", un coche que no se pensó como deportivo, y sí como coupé)

Y ojo, porque tampoco estamos diciendo que "Coupé" sea sinónimo de "deportivo", cosa que mucha gente confunde. En la historia del automóvil hay miles de ejemplos de coupés que nunca pretendieron ser deportivos (la mitad de los GT's, y muchos coches americanos conocidos en formato 2 puertas, entre otros miles), y de coches rabiosamente deportivos que no eran coupé (Deltona, Evo, Impreza, M5, gran parte de los hot-hatch, etc.). Lo de los coches que se venden como deportivos y no lo son, es diferente cuestión, lo hemos criticado mil veces nosotros y otros muchos, y eso seguirá siendo así por los siglos de los siglos. No vamos a ahondar ahora en ello.

La norma internacional ISO 3833-1977 describe Coupé como una carrocería cerrada, normalmente con espacio trasero limitado, un techo fijo del cual una sección puede abrirse o no, al menos dos plazas dispuestas en al menos una línea, dos puertas laterales, posibilidad de abertura trasera, y al menos dos ventanillas laterales. 

No dice nada de líneas afiladas, de aires deportivos, ni de esas invenciones que pretenden vender los catálogos a toda costa. No. No dice que un coupé puede ser una berlina de 4 puertas y 3 volúmenes de toda la vida, pero eso sí, con el techo más bajo y unos faros agresivos. NO. Tampoco habla de una especie de todo-terreno que no es para todos los terrenos y que sacrifica su espacio interior por una línea más ahuevada y con muchas curvas a juego con los musculitos de la puerta de la discoteca donde encuentra su habitat natural. Tampoco dice eso...

(De arriba a abajo, cosas que hemos ido considerando Coupé. Ahora ya todo es posible...)

Ok, los más puretas me recordarán que han existido intentos de modelos berlina-coupé desde los años 60. Y también ha habido coches que parecen un coupé con todas las de la ley y que en realidad escondían dos puertas traseras en un diseño realmente logrado... Lo sé, pero me temo que, una vez más, las cosas son lo que son, y no lo que queremos que sean. Y pasamos al primero de nuestros experimentos:

Me he pasado los últimos 2 meses diciendo a la gente que mi BMW 323ti de color más o menos rojo (imola rot, una especie de granate, como color sangre...) es de color azul. La mayoría de gente no me ha hecho caso, y han cambiado de tema porque se pensaban que quería tomarles el pelo, que hablaba de algo que se han perdido y no entienden, etc. Pero yo he seguido diciendo por ahí que mi coche es azul, y más concretamente (para los entendidos) "avusblau". Al principio me daba corte mentir tan descaradamente sobre algo tan obvio, pero al final decía "venga, con dos cojones y un palito." Y después ya casi ni me costaba. Lo decía con toda mi cara dura y todavía los que no conocen mi coche se lo imaginaban de un color azul precioso, y yo tan contento. Al acabar el año 2015, y con él mi experimento, bajé al garaje a mirar el color de mi coche y comprobé que, efectivamente, mi coche seguía siendo rojo (prometo que lo hice, no es coña, por absurdo que parezca). Lo he llevado al taller, lo he puesto al lado de otro E36 de un amigo, que efectivamente es azul, y los hemos comparado. Sigue siendo rojo. No parece que haya rastro de azul. Conclusión: Aunque me he pasado meses diciendo que mi coche rojo es azul, parece ser que mi coche es como es, y no como yo he dicho que era.

(Como se puede observar, el color del 323ti no es azul, era todo una mentira bastante poco sofisticada, como todas las mías.)

El segundo experimento ha sido más concienzudo, y ha durado años. De hecho seguirá durando muchos más en el futuro: El portero de casa de mis padres, que me ve entrar y salir del portal 4 veces al día, y que regularmente me coge las entregas de compras por internet cuando no estoy en casa, siempre me llama Miguel. Yo me llamo Daniel. Se lo he dicho varias veces, y cuando recoge por mí los paquetes de Ebay de Amazon suele poner Daniel, pero el 100% de las veces me llama Miguel. Así llevamos ya unos cuantos años, y me temo que así seguiremos durante otros tantos más, lo asumo, y cuando paso por mi portal y oigo "perdona Miguel" me giro y voy a ver qué quiere. Finalmente, mientras escribo estas líneas, tengo mi DNI delante del ordenador, y compruebo que mi nombre es Daniel. No es Miguel, aunque me lo haya llamado el portero unas 600 veces. Tampoco me llamo David, como me suelen llamar el 90% de las personas que más o menos me conocen pero no demasiado. No, mi nombre sigue siendo invariablemente el que es, el que consta, y no el que muchos me llaman repetidas veces y al que ya incluso respondo sin darme cuenta. Concluimos, por tanto, que las cosas siguen siendo lo que son, y no lo que nosotros decimos que son. Mi nombre sigue siendo Daniel y mi coche rojo sigue siendo rojo.

Entre medias, y en tiempos pasados, he tenido otros muchos intentos de transformación de objetos llamándolos de otra manera: he intentado hacer pasar suspensos por cosas que no son suspensos ("bueno es que me ha dicho el profesor que es sólo porque me faltan unas prácticas por entregar, y que en cuanto las haga ya me pone la nota aprobada que tengo en realidad"), novias que no eran ni por asomo novias ("estamos tonteando y ya la cosa se está poniendo en serio, se podría decir que tenemos algo"), y otros intentos esporádicos que normalmente se realizaban en bares de copas y salas de fiesta, con la ayuda de Johnnie Walker, y que han pasado por un extenso abanico de profesiones, desde "soy abogado" cuando estaba en 3º de Derecho, hasta el glorioso "soy astronauta" de mi amigo Santi, que al dar con la audiencia femenina adecuada duró hasta 40 minutos de mentiras atroces sobre su trabajo en el simulador y la cámara antigravitatoria (true story), antes de admitir que es consultor. En ninguno de esos casos las cosas han sido lo que hemos dicho que eran, sino lo que realmente son. Para nuestra desgracia, claro. El ejemplo es bien ilustrativo, porque al igual que con los coches modernos, tratamos de decir que somos algo que en realidad no somos, con el objetivo de vendernos mejor y ser percibidos de una forma más positiva, más intrépida y más atractiva de lo que podemos ofrecer tal y como somos, y finalmente, si la mentira cuaja, la víctima pronto se da cuenta de que lo ha comprado no es ni la sombra de lo que prometía.

Por eso, cuando viene un tío que no conozco y me insiste en que un coche berlina de 4 puertas es un coupé, me pongo de mal humor. Y como las mentiras siempre se pueden retorcer hasta el absurdo, nos sirven para explicar que cuando un coupé transforma su parte trasera en una especie de ranchera, se denomina Shooting Brake, y por eso, la versión ranchera de 5 puertas del supuesto coupé-berlina de 4 puertas, es también un Shooting Brake, porque si la berlina puede ser un coupé sin que nadie se escandalice, el ranchera puede ser un shooting-brake sin problema ninguno. Un aplauso al genio que ha parido esta trama, por favor.

(De arriba a abajo, lo que se ha considerado a través del tiempo como "Shooting Brake")

Y como ya no hay barreras para la mentira, y todo vale, supongo que no habrá problemas en decir que cualquier coche con techo solar es un cabrio, ¿verdad? Qué coño! Hagámoslo! ¿No mola la idea y resulta atractivo que un coche sea descapotable? Pues digamos que todos los coches que queremos vender son descapotables! "Oiga, que no, que no se descapota..." "Da iguaaaaal!!! es que el término descapotable es muy relativo! Se refiere a que una parte del techo se abre y se ve el cielo por encima, y no pasa nada", y entonces lo vendes super bien, y el Juan Lanas que se lo compra va fardando de que su Passat (por ejemplo) es descapotable porque se abre una ventanita del techo!! ¿Por qué no podemos ser felices diciendo lo que nos salga de las pelotas? ¿Nos va a chafar la ilusión algo tan pequeño como la realidad? Mira, hacemos otra cosa mejor: Yo me invento que mi E36 es un Ferrari, yo digo que lo es, además es rojo, así que como el término "Ferrari" es muy relativo, y mi coche es muy deportivo, y rojo, yo te lo vendo como Ferrari, por 60.000 euros. Y tú, que te lo crees perfectamente, me lo pagas con una bolsa de dinero del monopoly, y me dices que ese dinero es lo mismo que el dinero de verdad, y yo también me lo creo. Y durante unos cuantos años me dedico a pagar los recibos del agua, de la luz y del gas con el dinero del monopoly que tú me has dado, porque convenzo a Iberdrola de que son billetes de verdad. Y entonces ellos me suministran agua, luz y gas en conceptos abstractos, yo llego a casa y no veo, pero Iberdrola me dice que tengo luz, y yo me lo creo, me imagino dónde están los muebles para no darles patadas, y me leo un libro imaginario a oscuras, que mola más porque acaba como yo quiero que acabe. Y entonces Iberdrola paga a sus empleados con mis billetes del monopoly, les convence de que es dinero de verdad, y ellos hacen como que trabajan, que se han ido a jugar al fútbol por la mañana pero ellos insisten en que no, en que están trabajando, que el concepto "trabajar" es muy relativo y también se refiere a lo que ellos están haciendo en el campo de futbol... Y así todos. ¿No molaría más la vida vista así? Pues no, joder, claro que no.

Por mucho que las marcas, sus becarios, los folletos publicitarios, las revistas, los periodistas, y el séptimo de caballería, me quieran convencer de que las cosas son diferentes por llamarlas de otra manera, no me lo voy a creer. Y no perdamos de vista que al final estas cosas tienen un nombre muy concreto que no ha variado apenas durante las modas: Mentir. Mentir esta mal, y por mucho que quieras pensar que no, y mirar para otro lado, acaba teniendo sus consecuencias. Engañar al público tarde o temprano se paga. No cabe la mentalidad de que un biplaza sea 4 plazas, ni un coche de campo sea bajito, ni un deportivo radical sea confortable, ni un coche pesado sea ligero, ni un plátano sea una pera, aunque lo pintes de verde y repitas mil veces que vendes peras. Y esto te lo dice el Sr.Pera, que no sabe mucho de plátanos, pero sí sabe que no se llama Miguel, que su coche no es azul, y que, desde luego, no es un Ferrari.